El gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros reflexiona sobre las formas cómo podrían aprovecharse las dinámicas de la era post covid-19, el impacto negativo de la disminución de los estándares de los cafés y las estrategias a implementar para corregir los problemas provocados por el incremento del valor de los insumos.
El café ha sido siempre uno de los productos agrícolas más importantes de Colombia. Incluso, en algunas justas hacen referencia a nuestros deportistas como cafeteros, remoquete que cae como anillo al dedo no solo a los que nos representan a nivel deportivo, sino a todos los colombianos. Se estima que al menos 560.000 personas viven actualmente de las rentas que deja este producto.
Germán Bahamón, gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros, dedicó su más reciente columna de opinión -publicada en varios medios de comunicación- a conmemorar el Día Nacional del Café en Colombia, el 27 de junio, que coincide también con la fecha de fundación de la entidad que dirige que en este 2023 cumple 96 años de trabajo denodado por la defensa y difusión de la cultura cafetera nacional.
“Es esta una fecha determinada para rendir homenaje a los caficultores del país que día a día hacemos patria desde los cafetales y que hoy estamos enfrentando una compleja situación en atención a los precios del producto. La importancia del café en la economía colombiana comporta naturalmente una enorme responsabilidad que se acentúa en las actuales circunstancias de coyuntura económica mundial pospandemia, que suponen el final del reordenamiento de los mercados, luego de un periodo de contingencia”, escribió Bahamón.
Oportunidad de lujo para los cafeteros
Sobre este evento nefasto que desbarajustó las dinámicas económicas y comerciales en todo el mundo y que fue declarado oficialmente superado por la Organización Mundial de la Salud, el dirigente gremial aseguró que la finalización de la emergencia sanitaria generada por el virus de la covid-19, era una oportunidad de lujo para que el sector cafetero colombiana pudiera estructurar nuevas dinámicas logísticas y de producción que le permitan aprovechar el esperado reordenamiento de los mercados internacionales.
“Durante la pandemia, con ocasión de las restricciones sanitarias que trajeron los problemas logísticos del comercio, incrementaron los precios de los commodities y de los insumos de producción de los productos agrícolas, así las cosas, estamos frente a la corrección de los precios luego de un periodo de anormalidad”, explicó el presidente de Fedecafé.
Ahondando en este asunto, sostuvo en su escrito, que una de las consecuencias de estas dinámicas comerciales, era precisamente la salida a flote de los muchos problemas que aquejan al sector y que desde su perspectiva pueden servir de punto de partida. Destacó como más relevantes en el caso colombiano una serie de situaciones complejas, que van de “variables no controladas desde la oferta, como la cotización en bolsa, que está a merced de la especulación, [hasta] el control de unos pocos que están concentrando la compra de café en el mundo”.
Otro de los problemas que debe afrontar el empresario del café en Colombia, tiene que ver con las variaciones drásticas de los precios de compra, que desde el año 2019 han ido fluctuando peligrosamente, sin embargo, por cuenta de las dinámicas de revaluación del peso frente al dólar no se ha sentido el impacto, no obstante, es importante señalar que el valor del café ha caído un 25% en comparación con el año anterior. Asimismo, es enfático en que la disminución en la calidad del café exportado ha incidido en el valor de la prima de calidad.
Prima de calidad
“Como si lo anterior fuera poco, se evidencia una disminución en la prima de calidad del café colombiano, situación que se había visto aplazada por el evidente efecto de la pandemia pues durante la misma alcanzó los 80 centavos y hoy se corrige en torno a los 20 centavos. La afectación de la prima de calidad podría estar enmarcada igualmente en la decisión tomada en 2015 que permitió la ‘exportación de otras calidades’, en castellano cafés de calidad inferior”, afirmó Bahamón.
Germán Bahamón destaca también que aunque la posibilidad de importar cafés de calidad cuestionable se estableció de buena fe y con las mejores intenciones, en este momento es pertinente una evaluación a los verdaderos efectos comerciales, ya que, “el resultado nos muestra la necesidad de realizar una revisión al respecto a través de limitaciones a la importación, que sin afectar el libre mercado, nos permitan proteger la calidad del café exportado”. Lo anterior significa, sin más, la creación de “reglas tendientes a proteger el producto nacional de posibles contaminaciones con café importado de menor calidad”.
Finalmente, propone varias estrategias que permitan mitigar los efectos económicos que tuvo en el caficultor colombiano la escalada en el precio de los insumos por la guerra entre Rusia y Ucrania, en atención a que dichos productos significan o representan entre un 25 y un 30% los costos de producción.
“En este contexto es imprescindible iniciar una acción colectiva para (i) activar el Fondo de Estabilización de Precios del Café, (ii) equilibrar el desbalance causado por el control sobre el mercado de café que determina el precio, (iii) industrializar producción regional y (iv) avanzar en la reorganización gremial a través de la detección de eficiencias que nos permitan prestar un mejor servicio a la caficultura”, puntualizó Germán Bahamón.