Dos hombres fueron enviados a prisión por organizar el envío de cocaína a Santiago de Chile mediante ciudadanos que transportaban droga oculta en equipajes especiales. Les imputaron el delito de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes agravado.
Tras varios meses de seguimiento y labores de inteligencia, un grupo especializado de la Fiscalía General de la Nación desmanteló una sofisticada red de operación de narcotráfico que utilizaba el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón de Cali como punto de partida para enviar clorhidrato de cocaína hacia Chile.
De acuerdo con los informes oficiales, la organización criminal era liderada por Carlos Mauricio Velasco Arboleda y Walington Cundumi Ardila, quienes fueron capturados y posteriormente, recibieron medida de aseguramiento en centro carcelario.
La metodología criminal incluía el reclutamiento de personas con problemas económicos y desempleados, quienes, una vez vinculados a la estructura, actuaban como ‘correos humanos’. Los dos detenidos eran los encargados de proporcionar maletas con compartimentos de doble fondo especialmente diseñados para ocultar la droga.
El boletín de prensa emitido por el ente acusador detalla que los presuntos narcotraficantes se encargaban de todos los aspectos logísticos: desde la entrega del equipaje modificado hasta el financiamiento completo del viaje, incluyendo tiquetes aéreos y dinero en efectivo para gastos diversos.
Uno de los momentos claves en la investigación, fue la captura de un ciudadano que transportaba 7.9 kilogramos de cocaína distribuidos en dos maletas. El descubrimiento ocurrió minutos antes del abordaje del vuelo con destino a Santiago de Chile, cuando los controles de seguridad detectaron las sustancias ilícitas ocultas tanto en el equipaje de mano como en la maleta de bodega.
Los elementos materiales probatorios demostraron que Velasco Arboleda y Cundumi Ardila habían entregado a este ‘correo humano’ $15 millones en efectivo y lo habían acompañado hasta el aeropuerto de Palmira.
Finalmente, tras la consolidación de este caso, un fiscal de la Dirección Especializada contra el Narcotráfico imputó a ambos procesados el delito de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes agravado.