Solicitan a la MinAgricultura formalizar la Cadena Nacional del Maíz y, también, la de Soya, para cesar el retraso de proyectos e inversiones tanto del Fondo Nacional de Cereales (FNC) como del Fondo Nacional de la Soya (FNS). Manifiestan que se encuentran listos para implementar su respectiva organización.
Productores de cereales y de soya llevan 8 meses esperando que el gobierno les dé vía libre a la legitimidad que los oficialice como cadenas productivas nacionales y, en ese propósito le solicitan, una vez más, al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) el trámite de reconocimiento de acuerdo con lo establecido por la Ley.
Actores que representan el 56% de la producción nacional del maíz ( específicamente de los departamentos del Meta, Tolima, Córdoba y Valle del Cauca), así como aquellos que concentran el 90% de la producción de Soya (del Meta) -incluidos en 2023 en la conformación de las cadenas- realizan la solicitud a liderados por Fenalce (Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya).
Dicho gremio a través de un comunicado oficial acaba de manifestar la incertidumbre que ha generado en el sector la falta de legitimidad.
“La falta de la decisión ha generado 8 meses de retrasos en la implementación de proyectos de las cadenas respectivas poniendo en riesgo inversiones del Fondo Nacional de Cereales (FNC) y del Fondo Nacional de la Soya (FNS). Además, ha ocasionado desconfianza e inquietud en las regiones sobre la formalidad y funcionamiento de las organizaciones de cadena”, expresó.
Los beneficios de obrar en cadena
“La operación de las cadenas trae consigo beneficios para los eslabones económicos: casas de insumos, productores (individuales y asociados), comercializadores, transformadores (industria de alimentos balanceados para animales e industria de alimentos procesados para consumo humano) y las entidades de apoyo a estos de manera trasversal (públicas, privadas y academia)”, resalta Fenalce.
Asimismo, permite la generación de estrategias y negocios y la interacción entre miembros de los eslabones productivos.
De manera simultánea da la posibilidad de tejer alianzas entre empresas de insumos, que permitan desarrollar estrategias de transferencia tecnológica a cultivos, así como entre productores, para hacer compras masivas de insumos y conseguir reducciones de precio o mejores acuerdos de pago.
También ofrece la oportunidad de concebir alianzas entre comercializadores -que faciliten información sobre disponibilidad y calidad de cosechas almacenadas- o entre empresas transformadoras -para la implementación de tácticas de diversificación de proveedores y contratos de cosecha con esquemas estandarizados-.
Estas cadenas, diseñadas según el decreto 1071 de 2015 y la resolución 084 de 2024 del MADR, activan la coordinación de los gobiernos regionales y el gobierno nacional entorno a potenciar y regular las diferentes iniciativas que se consoliden en el funcionamiento de estas organizaciones.
Integrantes de las cadenas
Según el comunicado de Fenalce, la cadena del maíz fue conformada por 1.434 actores miembros de la siguiente manera: 47 casas de insumos (140.138 hectáreas atendidas), 22 asociaciones (que agrupan a 853 productores), 407 productores individuales (572.885 toneladas producidas entre ambos grupos) y Fenalce, como gremio nacional, 59 comercializadoras (218.002 toneladas compradas), 23 industrias de consumo animal, 28 industrias de consumo humano (354.289 toneladas transformadas) y 16 entidades de apoyo.
Por otra parte, la cadena nacional de la soya cuenta con 119 actores miembros, divididos en 16 empresas de insumos (35.100 hectáreas atendidas), 1 asociación y 74 productores individuales (57.395 toneladas producidas), 19 empresas comercializadoras y transformadoras (105.789 toneladas compradas y transformadas), y 9 entidades de apoyo.
Listos para organizarse
De acuerdo con el comunicado, dicha situación tienen en veremos o ha detenido la construcción de reglamentos locales, y la delegación de secretarios técnicos departamentales por parte de las respectivas gobernaciones, entre otras medidas relevantes para su puesta en marcha durante la vigencia, debido a la incertidumbre generada por las demoras en la expedición de las resoluciones.
Durante 2024, si bien los Fondos de Cereales y Soya han avanzado en labores de alistamiento de bases de datos y herramientas de conocimiento de las cadenas, la implementación de sus proyectos no es posible hasta la formalización de las mismas.
Afirmó que tanto la Cadena Nacional del Maíz como la Cadena Nacional de la Soya contarán con su respectivo Consejo Nacional y Comités Departamentales, desde los que se consolidarán acciones y presupuestos públicos y privados (incluyendo los parafiscales), que faciliten condiciones sólidas para el impulso y protección de estos cultivos nacionales.