La decisión del Congreso se refiere a contrarrestar la crueldad animal, pero en ese ámbito está todo por hacer y, en el sacrifico regular en el país, ese maltrato es peor que en las corridas de toros.
La decisión en el Congreso de la República se enfiló a terminar con una actividad que son las corridas de toros porque son un espectáculo que muestra la crueldad animal, pero al hablar de este tema considero que en el país está todo por hacer porque claramente la crueldad que la gente no ve, no la condena.
Así lo manifestó Manuel Rodríguez Becerra, ambientalista y quien fuera el primer ministro del Medio Ambiente de Colombia.
Debemos recordar que, en la actividad regular del sacrificio de animales en el país, muchas veces el maltrato es mayor que el de las corridas de toros.
“No obstante, ratifico mi total acuerdo con la decisión que ha tomado el Congreso de la República y espero que, esa, sea la senda para que se prohíban otro tipo de espectáculos que tienen una crueldad parecida como son las corralejas de la Costa Caribe que no las han prohibido”, sostuvo.
Rompe al atavismo
La prohibición de las corridas de toros acaba de romper asimismo con el atavismo de la afición que se transmite de generación en generación y es el resultado del cambio en la relación entre la ética, el hombre y la naturaleza.
La sociedad colombiana en una época no les vio a las corridas de toros ningún problema, pero hoy es natural reflexionar que ese tipo de actividad es de una enorme crueldad con los animales.
Consideró que es natural que hoy digamos que esta actividad es absurda y errónea, pero hace 50 años nadie lo hubiera dicho en Colombia.
Sigue el ejemplo
Según Rodríguez, al prohibir las corridas de toros o de la fiesta brava, simplemente el Congreso de la República está siguiendo el ejemplo de otros países que han adoptado esa medida.
Cree que, sin duda, los toros tuvieron durante siglos una prominente legitimidad e incluso era un tema calificado como un arte.
“De hecho, Colombia fue calificado permanentemente como uno de los países más taurófilos de América Latina y se creía lo mismo de otros países suramericanos como: México, Perú, Ecuador y Venezuela”, agregó.
En estas últimas naciones aun continua la fiesta brava, pero en algunos, como en Ecuador, están parcialmente eliminadas.
Relación hombre naturaleza
“Debo aclarar que yo, personalmente, fui admirador de la fiesta brava y de los toros porque normalmente y, con frecuencia, la afición se transmite familiarmente y ese fue mi caso que, desde muy pequeño, mi abuelo valluno me educó en los toros y lo disfruté”, sostuvo.
Aclaró que dejó de tener esa afición cuando ingresó de lleno al ambientalismo y reflexionó sobre el tema. “Durante muchos años presencié ferias en Manizales, Cali y a las de Bogotá nunca faltaba.
“Personalmente, ahora rechazo las corridas de toros y me complace que el Congreso de La República las haya prohibido”, puntualizó el exministro de Estado.