Representantes de asociaciones aseguran que la iniciativa no responde a la profundidad de la crisis del sistema de salud y solicitan un nuevo enfoque, basado en el consenso y con participación activa de todos los actores.
En una jornada de discusión convocada por la Comisión Séptima del Senado, voceros de distintos sectores del ámbito de la salud manifestaron sus preocupaciones frente a la reforma al sistema promovida por el gobierno del presidente Gustavo Petro. Los participantes coincidieron en que la propuesta actual no da respuesta efectiva a los problemas estructurales del modelo de salud colombiano y reclamaron un proceso más incluyente en la formulación de políticas públicas.
Néstor Álvarez, representante de la organización Pacientes de Alto Costo, expresó su inquietud por la postura oficial del Ministerio de Salud, según la cual la reforma es condición indispensable para superar la crisis. Para Álvarez, esta visión resulta reduccionista e incluso peligrosa, considerando que se trata de un derecho fundamental en medio de lo que calificó como una «crisis humanitaria». Aunque reconoció la necesidad de una transformación del sistema con enfoque en resultados, criticó que la propuesta del Ejecutivo se limite a cambiar formas de gestión sin atacar las fallas de fondo.
Desde la agrupación Pacientes Colombia, Gustavo Orozco valoró la apertura del espacio deliberativo, pero manifestó que no considera pertinente una nueva reforma. En su opinión, el marco legal actual es robusto, pero ha sido implementado de manera deficiente. “Estamos por desmontar un modelo que aún no hemos aplicado”, dijo, subrayando la importancia de mantener el diálogo y respetar las diversas perspectivas.
Por su parte, Dennis Silva, también integrante de Pacientes Colombia, planteó una postura más radical: propuso archivar el actual proyecto legislativo y construir una nueva propuesta de la mano de expertos y representantes de pacientes. Sugiere que esta nueva iniciativa se sustente en tres ejes: financiamiento, equidad social y un liderazgo técnico eficiente del sistema. Silva también advirtió sobre el riesgo de que, de no hundirse el proyecto antes del 10 de junio, se abra la puerta a presiones políticas que comprometan la independencia del Congreso.
Los voceros concluyeron que una reforma a la salud no puede responder únicamente a las prioridades del gobierno de turno, sino convertirse en una política de Estado que garantice continuidad, justicia y sostenibilidad.