Claudia Calero, presidenta de la organización, desmintió las afirmaciones de la ministra de Medio Ambiente, Irene Vélez, quien calificó la expansión de la caña como un “desastre ecológico y social”. En esa misma línea, aseguró que el sector ha reducido su consumo de agua en un 50%, dejó de usar glifosato hace años y genera empleo formal para más de 286.000 colombianos.
La controversia entre el Gobierno y el sector azucarero escaló esta semana tras las declaraciones de la ministra de Medio Ambiente, Irene Vélez, quien calificó la expansión de la caña de azúcar como “un desastre ecológico y social”. Según la funcionaria, el monocultivo “ha agotado las fuentes de agua subterránea y las ha contaminado con glifosato desde los años ochenta”.
Frente a esas afirmaciones, la presidenta de Asocaña, Claudia Calero, respondió con un mensaje público en el que defendió la gestión ambiental y social de la agroindustria. “Hemos escuchado muchos mitos sobre la caña, pero quiero contarles lo que sí es este sector: un motor de progreso, empleo y sostenibilidad. Cuidamos los recursos naturales porque de ellos depende nuestro futuro”, afirmó.
Calero explicó que el gremio ha implementado tecnificación del riego que ha permitido reducir en un 50% el uso de agua en los cultivos y en un 30% el consumo en las fábricas. “No hemos ni estamos acabando el agua subterránea en el Valle del Cauca. Contamos con un acuífero de más de 40.000 millones de metros cúbicos, uno de los más importantes del país, y cada año se recarga con 3.500 millones de metros cúbicos gracias a las lluvias”, puntualizó.
La dirigente gremial también desmintió el uso de glifosato: “Es importante aclarar que desde hace muchos años este sector dejó de usar ese producto. Nuestro compromiso es producir con tecnología, innovación y en equilibrio con el medio ambiente”.
Según los datos presentados por Asocaña, el área cultivada en caña representa solo el 4% de las 6,4 millones de hectáreas que abarcan los departamentos del Valle del Cauca, Cauca, Risaralda y Caldas, y el 9% del área agrícola potencial. De ese total, el 75% corresponde a pequeños y medianos productores, unas 12.000 familias que cuentan con asistencia técnica y contratos estables.
Calero enfatizó que la agroindustria es una fuente de bienestar regional: “Generamos empleo formal para más de 286.000 colombianos, y los municipios donde hay ingenios presentan menores niveles de pobreza multidimensional. El ingreso per cápita en esas zonas es 2,8 veces superior al promedio nacional”.
Las cifras contrastan con la visión crítica del Ministerio de Ambiente, que insiste en revisar los impactos del monocultivo en los ecosistemas del suroccidente colombiano. Sin embargo, el gremio azucarero sostiene que sus prácticas son cada vez más sostenibles y auditadas. “La evidencia muestra que el futuro del campo colombiano no está en la estigmatización, sino en la ciencia, la eficiencia y el equilibrio con la naturaleza”, concluyó Calero.



