Esta especie es clave en los ecosistemas de montaña. Una de sus funciones más importantes es la dispersión de semillas de los frutos de los cuales se alimenta. Este comportamiento no solo ayuda a la regeneración de la vegetación en su hábitat y contribuye al mantenimiento de la biodiversidad.
El oso de anteojos, una de las especies más emblemáticas de los ecosistemas andinos, habita en 16 municipios del Huila, en el corazón de los Andes colombianos.
Esta especie, también conocida como el oso andino (Tremarctos ornatus), es fundamental para el equilibrio ecológico de las montañas y sus alrededores, pero su conservación enfrenta serios retos debido a la pérdida de hábitat y las amenazas humanas.
Se encuentra en los municipios de Acevedo, Algeciras, Garzón, Íquira, Isnos, La Argentina, La Plata, Neiva, Palestina, Pitalito, Saladoblanco, San Agustín, Santa María, Teruel y Tello.
Estos territorios forman parte de un corredor vital para la movilidad del oso, que integra el Macizo Colombiano, una de las zonas de mayor biodiversidad en el país.
Este corredor ecológico abarca varias áreas protegidas regionales administradas por la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM), entre las cuales se destacan los Parques Naturales Regionales Corredor Biológico Guacharos-Puracé, El Dorado y Serranía de Minas, así como los Distritos Regionales de Manejo Integrado Serranía de Minas y Cerro Banderas Ojo-Blanco.
Estas áreas protegidas no solo sirven como refugios para el oso de anteojos, sino que también funcionan como corredores que permiten el intercambio genético entre las poblaciones de la especie y el mantenimiento de sus hábitats naturales.
Monitoreo y conservación
En el Huila, las organizaciones sociales y ambientales locales, con el apoyo de la CAM, lideran los esfuerzos para el monitoreo de las poblaciones del oso de anteojos.
Estas organizaciones de base comunitaria, muchas de ellas formadas por habitantes rurales que poseen un conocimiento profundo sobre la fauna local, se han convertido en aliados estratégicos para la conservación de las especies silvestres y su hábitat.
Para fortalecer estos esfuerzos, la CAM ha dotado a estas organizaciones con equipos especializados, capacitaciones y acompañamiento técnico constante.
El fototrampeo
Uno de los avances más significativos en el seguimiento del oso andino ha sido el uso del fototrampeo, una técnica no invasiva que permite monitorear a los animales sin interferir en su hábitat.
El fototrampeo ha demostrado ser una herramienta crucial para registrar la presencia de especies que son difíciles de observar, no solo para el oso de anteojos, sino también para otros grupos de fauna de los ecosistemas andinos.
Esta técnica se ha convertido en un instrumento clave para realizar inventarios de la fauna y obtener datos sobre la biodiversidad en las áreas protegidas.