Descontento en Haití por gastos millonarios en visita de presidente Petro

Mientras la inversión millonaria se destinaba a una breve visita presidencial, los haitianos en zonas afectadas por la violencia y la pobreza se preguntan cuándo verán mejoras significativas en sus propias vidas.

Haití enfrenta un creciente malestar ante la decisión de su gobierno de invertir más de 3,8 millones de dólares en la remodelación de la ciudad costera de Jacmel para la reciente visita del presidente de Colombia, Gustavo Petro, que no duró más de cuatro horas.

La rápida movilización de fondos ha generado críticas en un país sumido en una grave crisis social, económica y de seguridad manifestó la agencia internacional AP en su portal web.

El dinero fue utilizado para extender la pista de aterrizaje del aeropuerto local, reparar calles, renovar el ayuntamiento y restaurar parcialmente el suministro eléctrico, un servicio que había estado ausente durante años en varias zonas.

Invesiones

La inversión fue anunciada con bombo y platillo por el ministro de Economía, Alfred Métellus, quien destacó que estas mejoras ayudarían a reactivar la economía local y atraer a más turistas a una región que alguna vez prosperó en este sector.

Sin embargo, la reacción de muchos haitianos ha sido de frustración.

«¿El gobierno no tiene dinero para sacarnos del campamento o proporcionar seguridad en el país, pero sí tiene 500 millones de gourdes para gastar en sí mismo durante un par de días?», se preguntó Antoine Jean-Baptiste, un electricista desempleado que vive en un refugio tras haber sido desplazado por la violencia de las pandillas en la capital, Puerto Príncipe.

Ceremonia

El presidente Petro arribó a Jacmel el miércoles por la noche, donde fue recibido con una ceremonia oficial que incluyó alfombra roja, soldados armados y banderas colombianas en las calles.

 Su visita duró menos de cuatro horas, y mientras algunos celebraron las mejoras, otros, como Jean-Baptiste y Mario Jean-Pierre, un hombre de 40 años también desplazado por las pandillas, cuestionaron la prioridad del gasto.

«Nuestros niños no pueden ir a la escuela, no estamos trabajando, las familias no pueden comer», comentó Jean-Pierre.

Para muchos, la atención internacional sobre Haití no se traduce en mejoras tangibles para su población, que enfrenta no solo la violencia de las pandillas, sino también una profunda crisis económica.

Cifras

El año pasado, más de 5.600 personas fueron asesinadas, y más de un millón de haitianos han sido desplazados a causa de los conflictos armados.

«Fue solo un espectáculo», dijo Wood-jerry Gabriel, un periodista local, quien señaló que no todos los residentes habían experimentado los beneficios de la renovación. Además, algunos trabajadores de la ciudad no han recibido su salario en meses.

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