Cristina de la Torre destacó el papel de Lafaurie en las negociaciones con el ELN

El líder ganadero ha jugado un rol importante en las conversaciones de paz con la guerrilla, pues, sus opiniones son siempre una invitación al análisis racional de las situaciones complejas que se ha presentado desde la reactivación de los diálogos.

Hace poco menos de una semana, el presidente Petro y los delegados del gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) hicieron público el inicio del cese al fuego por 180 días, periodo en el cual, de acuerdo con muchos comentaristas nacionales e internacionales, jugará un papel determinante el comité de verificación y todas sus fases.

En su más reciente columna de opinión en El Espectador, Cristina de la Torre se refirió al tema, poniendo de presente la responsabilidad que implica para con el país y la comunidad internacional el cumplimiento a rajatabla de lo acordado y la puesta en marcha de los varios protocolos discutidos por ambas delegaciones en La Habana, Cuba, ciudad donde se llevó a cabo el tercer ciclo.

“Si la declaratoria de cese al fuego por seis meses con aval de la ONU y la participación de la sociedad en el proceso con el ELN marchan por un mismo carril, se comprenderá la largueza del Gobierno en propiciar el lanzamiento político de esa guerrilla en la capital. Primer acto público ante 30 organizaciones sociales y miles de televidentes, tras haber transitado del ideal revolucionario a la guerra non sancta”, se lee en uno de los apartes del artículo.

De la Torre, como la gran mayoría de colombianos, quienes han vivido en carne el propia el fracaso de varios ceses al fuego con esta y otras guerrillas, se pregunta si esta vez se hará honor a la palabra empeñada o si por el contrario: ¿abusará el ELN de esta prerrogativa política escamoteando en la negociación el fin del conflicto y la dejación de armas?

Sobre este asunto, explica que más allá de los avances obtenidos en el marco de las negociaciones retomadas por Petro, siempre está presente en el imaginario colectivo el hecho de que los ‘elenos’ no aceptan los términos desarme y sometimiento, los cuales, según muchos, son los indicados en este tipo de procesos.

Sin embargo, la columnista confía que la pantalla que ha venido dando este gobierno en torno a una salida política al conflicto armado, enrute las negociaciones hacia un feliz término, porque es claro, que “ante la boca del fusil no hay pueblo que valga”.

En ese sentido, considera Cristina de la Torre que es de vital importancia más allá de enrostrarle a la guerrilla los ‘desplantes’ al gobierno y al pueblo colombiano, el acto público empiece a “materializar el sueño dorado de la paz, hoy encarnado sin atenuantes en el presidente Petro: migrar de las armas a la política y sellar un acuerdo nacional sobre cambios impostergables: el primero, la reforma agraria, que es mandato constitucional del Acuerdo de La Habana”.

Como en todas las negociaciones, habrá que hacer de tripas corazón, como reza el argot popular y confiar en que sin importar la continuidad de las acciones militares en aras del dominio territorial y las que se ejecutan con fines de financiación, la intención real del ELN es sacar adelante el proyecto de ‘paz total’, una de las banderas del actual gobierno.

“Siguen, pues, el secuestro, la extorsión, su alianza en el cartel del robo de crudo a Ecopetrol con encopetados empresarios. Los paros armados que aterrorizan a la gente, cercenan sus libertades de opinión, de locomoción, de trabajo y la confinan al hambre entre cuatro paredes mientras la economía de la droga despliega libremente su logística. Lanzado el ELN a la conquista de la esquiva opinión, ¿tendrá futuro su receta de política en armas y hostilidad contra la población? ¿Se allanará a la estrategia de seguridad humana que persigue, ante todo, garantías para que las comunidades puedan vivir sin miedo?”, explica de la Torre en su escrito.

La comentarista se toma en serio el asunto y hace especial énfasis en lo importante que ha sido, a pesar de las críticas de algunos sectores, la presencia activa en la delegación del presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), José Félix Lafaurie, quien desde el primer momento se puso la camiseta de la paz, evidenciando situaciones críticas del proceso y hecho aportes importantes como la implementación de un plan piloto en el Catatumbo con miras a replicarse en otras zonas del país.

“Para transmitir las iniciativas de cambio de la sociedad sobre modelo económico, régimen político y justicia ambiental, creó la mesa un Comité Nacional de Participación, que resultó plural y diverso gracias a la mano niveladora de Lafaurie”, destaca el artículo periodístico en comento.

Finalmente, expone las otras alternativas que tienen a la mano tanto el gobierno, como la guerrilla del ELN para encontrar puntos comunes de acuerdo y se pregunta cuáles serán las prioridades de ambos actores de cara al futuro de las negociaciones.

“¿Qué tal que propongan encarar primero el fin del conflicto o responder a sus víctimas o concentrarse en la reforma agraria que Petro menea como prioridad? ¿Qué tal si se logra el acuerdo nacional entre Gobierno y oposición, sancionado por el Congreso, a partir de una reforma rural que cuenta con $5 billones iniciales para comprar millón y medio de hectáreas entre tierras malogradas en ganadería extensiva, para que viejos y nuevos propietarios vivan mejor explotándolas a derechas?”, cuestiona Cristina de la Torre.

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