Apoyo de Petro a terroristas de Hamás impide ayuda de Israel para la implementación de sistemas de extracción de agua

La constante confrontación del presidente Gustavo Petro con Israel ha privado a Colombia de la posibilidad de recibir colaboración para la implementación de novedosos sistemas para la extracción del líquido vital.

La postura nada amistosa del presidente de Colombia, Gustavo Petro, hacia el Estado de Israel, por diferencias ideológicas, ha impedido un apoyo de ese gobierno en la implementación de novedosas y eficaces técnicas para la extracción de agua que ayudarían a mitigar los efectos negativos que por estos días sufre el país por cuenta del fenómeno de El Niño.

Y es que, en medio del árido paisaje del Medio Oriente, Israel se ha destacado como un líder en la innovación tecnológica para la gestión del agua. Con un clima predominantemente desértico y enfrentando desafíos constantes en la disponibilidad del líquido vital, esa nación ha desarrollado sistemas de extracción avanzados que han revolucionado la forma en que se aprovechan los recursos hídricos. Con su enfoque en la desalinización, el reciclaje y la agricultura de precisión, Israel continúa liderando el camino hacia un futuro más sostenible en el ámbito hídrico.

Petro, una talanquera

El éxito de Israel en la gestión del agua no solo ha beneficiado a su propia población, sino que también ha sido un modelo para otras regiones afectadas por la escasez hídrica. A través de la colaboración internacional y el intercambio de conocimientos, Israel ha compartido sus innovaciones con varios países, ayudando a enfrentar uno de los desafíos más apremiantes del siglo XXI como lo es la falta de agua. Sin embargo, debido a la constante confrontación del presidente Gustavo Petro y su apoyo público al grupo terrorista Hamás y al gobierno de Irán, Colombia se ha privado de la posibilidad de recibir la colaboración israelí para la implementación de estos sistemas.

Tecnologías exitosas

Uno de los pilares de esta revolución es la desalinización. Israel opera la planta desalinizadora más grande del mundo en Sorek, capaz de producir 624,000 metros cúbicos de agua potable diariamente. Este proceso, que convierte agua de mar en agua dulce, ha sido fundamental para abastecer a la población israelí y reducir su dependencia de fuentes tradicionales de agua dulce, como los acuíferos y los ríos.

Además de la desalinización, Israel ha desarrollado sistemas avanzados de reciclaje de agua. El país trata casi el 90% de sus aguas residuales, convirtiéndolas en agua de calidad para riego agrícola. Este enfoque ha sido fundamental para conservar los recursos hídricos y reducir la contaminación ambiental.

Otro aspecto destacado de la tecnología hídrica israelí es su enfoque en la agricultura de precisión. Mediante el uso de sensores, drones y sistemas de riego inteligentes, los agricultores pueden optimizar el uso del agua, aplicándola de manera precisa y en cantidades adecuadas según las necesidades de los cultivos. Esta eficiencia ha permitido a Israel convertirse en un exportador líder de productos agrícolas, incluso en un entorno tan desafiante como el desierto.