Con cifras contundentes, María Fernanda Cabal destroza el relato de Petro sobre la supuesta paz en Colombia y lo acusa de esconder una crisis de seguridad que cobra vidas cada día.
Mientras Gustavo Petro pintaba un país de maravillas desde el atril del Congreso durante la instalación del nuevo periodo legislativo, la realidad nacional lo desmentía con sangre. La senadora María Fernanda Cabal no se guardó nada y lanzó una contundente acusación: “Petro le miente al país sin el menor pudor”, dijo, al citar las cifras de masacres, homicidios y pérdida de control territorial que hoy configuran el verdadero rostro de Colombia bajo su gobierno.
Y no es una opinión aislada. Las cifras que presenta Cabal son irrefutables y provienen de fuentes oficiales y organizaciones reconocidas como el Instituto de Medicina Legal e Indepaz. Solo en lo corrido de 2025, hasta el 11 de julio, ya se han registrado 38 masacres con 123 víctimas mortales. En 2024, el país cerró con 76 masacres y 267 muertos en hechos colectivos. Es decir, un baño de sangre incesante que atraviesa todo el territorio nacional.
A esto se suma una cifra escalofriante que evidencia la total inoperancia del Estado: 13.917 homicidios en 2024, con una tasa de 26 asesinatos por cada 100.000 habitantes. La violencia, lejos de disminuir, se ha convertido en el común denominador en regiones como Valle, Norte de Santander, Cauca, Nariño, Guaviare y Atlántico. Y mientras los colombianos entierran a sus muertos, el presidente Petro niega la tragedia desde su burbuja ideológica.
La incoherencia del discurso presidencial
“El hurto ha bajado, el homicidio ha bajado, las lesiones personales han bajado…”, repetía Gustavo Petro el 20 de julio con tono triunfalista. Según él, 662 municipios no presentan homicidios y la mayoría del país “vive en paz”. Un discurso lleno de datos sin contexto, cifras manipuladas o francamente desconectadas de lo que viven los ciudadanos a diario.
“Petro convierte el horror en costumbre, y la crisis de seguridad en relato triunfalista”, replicó Cabal con dureza. “Colombia está sitiada por la criminalidad, pero él prefiere negarlo. Su gobierno no solo ha cedido el control territorial, sino que ha legitimado estructuras armadas al tiempo que estigmatiza a la Fuerza Pública”, agregó.
La senadora del Centro Democrático ha sido una de las voces más constantes y vehementes en denunciar lo que llama la “retórica perversa” del Gobierno. En lugar de encarar la realidad, dice Cabal, Petro maquilla los datos y se refugia en discursos ideologizados para tapar la evidente incapacidad de su administración en materia de seguridad.
Una masacre mientras Petro hablaba
El cinismo del discurso presidencial quedó en evidencia esa misma noche. Mientras Gustavo Petro aseguraba desde el Capitolio que Colombia estaba en paz, en el sur del Huila tres personas eran asesinadas en la primera masacre de 2025 ocurrida en ese departamento.
Los hechos se registraron en la vereda El Palmito, jurisdicción de Timaná, cuando Karol Ximena Torres Guzmán, una adolescente de 16 años, fue asesinada junto a Blanca Cecilia Correa Gasca (42 años) y Eliberto Antonio Duque Romero (34 años) mientras se desplazaban en una cuatrimoto por la vía que comunica Pitalito con Cinco Veredas. Sujetos armados en motocicleta les dispararon sin piedad.
Este triple homicidio no fue una excepción. Es parte de una tendencia creciente. En Neiva, capital del Huila, ya se contabilizan 35 homicidios en lo que va de 2025. ¿Dónde está la seguridad que promete el presidente? ¿Dónde están las garantías para la vida en territorios abandonados por el Estado?
El país real vs. el país imaginario de Petro
El país que habita Gustavo Petro es uno de estadísticas convenientes, donde la “paz total” avanza y el crimen retrocede. Pero el país real —el de las masacres en la vereda, el de los homicidios en la capital de provincia, el de los desplazamientos silenciosos— le grita que está equivocado.
El problema no es solo la violencia, sino el negacionismo oficial. Petro no solo evade su responsabilidad como jefe de Estado, sino que intenta instalar una narrativa que contradice los hechos más básicos. Al hacerlo, revictimiza a las familias, desmoraliza a la Fuerza Pública y manda un mensaje de permisividad a los violentos.
Cabal no se quedó solo en la denuncia. También hizo un llamado urgente a recuperar el control territorial, reforzar la inteligencia militar, respaldar a la Policía y desmontar cualquier intento de legalizar estructuras armadas al margen de la ley. “No podemos seguir siendo un país donde matar es fácil y salir impune, aún más”, sentenció.