Su construcción fue contratada por el gobernador (malagueño) Juan Carlos Duarte Torres, en 1992, pero solo se construyó la mitad y el resto de la plata se perdió.
El daño ambiental es mucho mayor por Málaga – Curos que por Cerrito – Berlín.
Fuente: Chicamocha News
En estos momentos en que las tragedias han estado a flor de piel por la sufrida trocha Málaga – Curos, la misma que ha servido para la comunicación terrestre entre doce municipios de la provincia de García Rovira y la ciudad de Bucaramanga, es tiempo para que el nuevo gobierno, liderado por el presidente de la República Gustavo Petro, le dé un manejo diferente para que los recursos no se sigan dilapidando, o mejor, lanzando por los abismos que bordean esta carretera, desde que se sale de Málaga hasta que se llega al icónico sitio Los Curos, donde por fin los pasajeros de buses y vehículos particulares pueden suspirar tranquilos, porque allí empata con la carretera que conduce de Bucaramanga a San Gil y Bogotá.
Y es que esta temporada de lluvias, al igual que la que se vivió entre los años 2010 y 2011, no solo ha servido para recordarnos la fragilidad de los terrenos por donde serpentea esta difícil carretera, sino también para que una buena parte de las obras de pavimentación, estabilización y obras de arte, etc., se destruyan, generando de paso un importante desfalco económico al interior del gobierno nacional.
Es entonces cuando aparece de nuevo la posibilidad de construir una carretera alterna, por un corredor más expedito y seguro, ya que se desarrolla por la parte alta de los municipios de Cerrito y Guaca, por el camino ancestral de los chiscanos, hasta encontrar el corregimiento de Berlín, en el páramo de Santurbán, por donde se construye una doble calzada entre las ciudades de Pamplona y Bucaramanga.
Dicha vía alterna se comenzó a construir en el año 1992, siendo gobernador de Santander el entonces joven malagueño Juan Carlos Duarte Torres, hijo del desaparecido líder político de García Rovira, Gustavo Duarte Alemán. No obstante, la pareja de contratistas que asumió ese contrato, ejecutó menos del 50% de los recursos entregados de manera irresponsable por el gobierno departamental, construyendo menos de la mitad de lo estipulado en el contrato y dejando la vía inconclusa, entrando a engrosar la lista de proyectos denominados “elefantes blancos”.
Y es que no puede haber momento más oportuno para que el senador de la República, el santandereano Fabián Díaz Plata, desempolve y gestione la recuperación de esas obras abandonadas, muchas de ellas tan necesarias como esta carretera alterna, que, no solo facilitaría el desplazamiento de los rovirenses hacia la ciudad de Bucaramanga, sino que, por fin, los habitantes del Área Metropolitana de Bucaramanga puedan venir a conocer esta provincia de García Rovira, llena de hermosos paisajes, exquisita gastronomía y gente amable.
En ciertas oportunidades, algunos dirigentes regionales han puesto en tela de juicio los supuestos daños ambientales que se podrían generar con la construcción de la vía por este corredor, pero una vez van y conocen el recorrido, se dan cuenta que va por terrenos de afloramientos rocosos, sin presencia de árboles y vegetación representativa. Es entonces cuando ellos mismos reconocen que es mucho mayor el daño ambiental que se viene haciendo desde hace más de 50 años por el corredor Málaga – Curos, no solo por los trabajos de ampliación de la calzada, estabilización de taludes y construcción de obras de arte, en muchos casos obras inconclusas como el puente sobre la quebrada La Judía, sino también por los permanentes derrumbes y pérdidas de banca, que han precipitado al abismo miles de árboles y especies nativas de flora y fauna de la región.
La construcción de los 12 kilómetros que faltan para unir el corredor Cerrito – Mortiño – Berlín, solo demandaría unos dos o tres meses de trabajo y menos de 50 mil millones de pesos, tal como lo arroja la última actualización del proyecto, realizada por el ingeniero rovirense Ramiro Mesa Barrera, quien recorrió su trayectoria con un completo equipo técnico y humano para confirmar que este es el mejor camino, no solo para unir a García Rovira con Bucaramanga y la Costa Atlántica, sino para convertirlo en lo que él denomina un “corredor ambiental”.
El ingeniero Mesa Barrera presenta entre sus conclusiones las siguientes: “El proyecto se propone inicialmente a nivel de vía recebada con material de la excavación, pero con muy buenas especificaciones geométricas y de estabilidad, lo que garantiza mayor seguridad y mejores promedios de desplazamiento, recortando significativamente los tiempos de recorrido.
El corredor ambiental propuesto consiste en una vía de 7.00 metros de ancho con todas las obras de arte necesarias para preservar y dar el mejor manejo a las corrientes de agua y aguas escorrentías que se generen por las obras, debidamente aislada (cerca de alambre por los costados) con algunas áreas destinadas a parqueo de carros para la contemplación del paisaje y con sistemas de baños públicos con sus sistemas de tratamiento y kits de disposición de basuras con un reglamento para circulación de personas, siempre teniendo en cuenta que es un camino ancestral desde García Rovira y el Norte de Boyacá hasta Bucaramanga.
En estas condiciones, los estimativos de costo de rehabilitación, rectificación y ampliación de vías existentes como de apertura de vía, obras de arte, conformación de calzada y base granular, desde el sector de El Mortiño al sector Berlín en aproximadamente 60 kilómetros, más los costos de manejo ambiental y obras complementarias de tipo paisajístico y de promoción turística, llegan al orden de 50 mil millones de pesos
En los últimos años la actual carretera que comunica la provincia de García Rovira con Bucaramanga ha recibido inversiones de más de 500 mil millones de pesos, sin que a la fecha estas intervenciones se hayan reflejado en mejoras significativas que impliquen menos tiempos de desplazamientos como se evidencia con la construcción del puente Hisgaura, cuyo costo supero los 120 mil millones de pesos. Se estima que la inversión necesaria para la adecuación y pavimentación de toda la vía, implicaría inversiones muy altas y aun así terminaría siendo una vía de geometría complicada, velocidades medias bajas y sin reducción significativa de los tiempos de desplazamiento.
Los municipios de Molagavita, San Andrés y Guaca que se privilegian de la vía Curos, no son ignorados con la alternativa propuesta y prácticamente ya están integrados, ya que la vía de conexión que los comunica con el corregimiento Berlín ya existe a través del corregimiento de Baraya, (solo requiere mejoramientos) y acorta notablemente los tiempos de conexión con Bucaramanga”.
Está en manos de la dirigencia política departamental y del gobierno nacional la decisión, PRIMERO: seguir dilapidando millonarios recursos, prácticamente arrojándolos a los continuos abismos de la vía Málaga – Curos, patrocinando con ello la ocurrencia de tragedias humanas que han dejado centenares de personas muertas y muchos hogares rovirenses de luto, o SEGUNDO: retomar la fallida construcción de una vía alterna breve y segura, cuyos costos de mantenimiento se reducen a su mínima expresión.