Según cifras de instituciones oficiales el Clan del Golfo, el ELN, las disidencias de las Farc y la Segunda Marquetalia han duplicado sus combatientes al tiempo que amplían el margen de su actividad en el territorio.
Desde la llegada al poder de Gustavo Petro ha sido evidente el aumento de operaciones de varias de las organizaciones al margen de la ley que existen en el país, incluso, algunas de ellas, como ha dicho recientemente el alto comisionado para la Paz, crecieron en número de milicianos y ampliaron su margen de acción en distintas zonas del territorio nacional.
En un debate llevado a cabo en el en Senado, Danilo Rueda confirmó lo que es un secreto a voces en el país y que muchos actores de la cosa y la opinión pública venían advirtiendo hace mucho tiempo.
“De acuerdo con la información institucional, son 6000 hombres en armas. Inclusive, fuentes externas dicen que son 9000″, explicó el alto comisionado para la Paz.
Asimismo, insinuó que a pesar de sus manifestaciones públicas de querer iniciar un diálogo con el Gobierno para entregar las armas y someterse a la justicia, esa organización paramilitar tendría la intención de ejecutar actos de terrorismo que ellos califican como ‘operaciones militares’ en los 14 departamentos donde actualmente hacen presencia, además de eso, continuar explotando el negocio del narcotráfico.
ELN, desplegando acciones
Otro de los actores ilegales que preocupa al Gobierno, es el Ejército de Liberación Nacional (ELN), pues, a pesar de encontrarse en estos momentos en una mesa de negociaciones sigue desplegando acciones en contra de la fuerza pública que en días recientes cobraron la vida de 10 soldados que custodiaban el oleoducto Caño Limón.
La poca actividad de las Instituciones del Estado con competencia para reprimir a estos grupos y el discurso permisivo del presidente Gustavo Petro permitió que en un corto periodo de tiempo esta organización duplicara su número de combatientes, como sostuvo el senador Iván Cepeda, quien advirtió que la guerrilla del ELN pasó de tener 2900 integrantes a 5800.
José Félix Lafaurie, presidente Ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) y miembro del equipo negociador del Gobierno, ha sido uno de los pocos personajes que en el país ha cuestionado en varios escenarios la dualidad del comportamiento del ELN.
“Una cosa ha sido la mesa y otra la respuesta del ELN al país. En vez de enviar mensajes que les permitan a los ciudadanos pensar que un acuerdo es posible, el mensaje es el mismo que ha tenido esa guerrilla a lo largo de la historia: la lógica del terror. Esta nueva ronda de Cuba será definitiva. Se conocerá si el ánimo del ELN es fortalecerse o, por el contrario, dejar las armas”, dijo recientemente Lafaurie a la Revista Semana.
Fuerza Pública legítima
El líder ganadero, con mucha razón, se fue lanza en ristre en una de sus acostumbradas columnas de opinión contra Antonio García, quien ha defendido la continuidad de las ‘operaciones’ del ELN con el pretexto de que aún no se ha acordado un cese al fuego con el Gobierno.
“Hoy, mientras se sienta en la mesa, el ELN no abandona sus ataques contra la Fuerza Pública, la infraestructura petrolera y las comunidades afectadas por sus guerras de control territorial; y su respuesta, no a través de sus negociadores, sino de su comandante, Antonio García, no es diferente: “Aún no existe acuerdo sobre cese el fuego (…) Por tanto, el ELN puede realizar acciones militares, así como las hacen la Policía y las Fuerzas Armadas gubernamentales. No. La Fuerza Pública es legítima y ellos ilegales; la Fuerza Pública defiende a la sociedad de sus atropellos y ellos atropellan a la sociedad que dicen defender”, escribió el presidente ejecutivo de Fedegán.
También preocupa sobremanera al alto comisionado y a algunos expertos lo que pueda suceder con los casi 3000 hombres que hoy engrosan las filas de las disidencias de las Farc comandadas por Iván Mordisco, grupo ilegal que hoy está presente en 16 departamentos del país y no reconoce los Acuerdos de Paz firmados en La Habana.
Para Alberto Sánchez, experto en seguridad nacional, la forma en que se han multiplicado las organizaciones criminales en el país, el fortalecimiento de sus filas y la ampliación de su rango de operaciones están relacionados con la aparente debilidad de Gustavo Petro y la falta de coordinación de varias de las entidades que deben atender estos temas.
Falta de un plan
“El crecimiento de los grupos armados continuó por la falta de un plan. Además, debido a la mala ejecución de la Paz Total, se puede estar generando que los grupos se muestren como actores mucho más fuertes de lo que probablemente son y eso implica que se incrementen los ataques contra la infraestructura, la Fuerza Pública y los enfrentamientos entre estos mismos por el control de distintas zonas”, le dijo Alberto Sánchez al diario El País de España.
Como si eso fuera poco, hace menos de una semana la Segunda Marquetalia expidió un comunicado de prensa informando la refundación de un frente guerrillero que llegaría a operar en el Páramo de Sumapaz y todo el departamento de Cundinamarca, además, aseguraron que tienen de una forma u otra afinidad y trabajo conjunto con el ELN sus zonas de influencia. El gobierno asegura que esa organización tiene un poco más de 1800 militantes.
Aunque el Clan del Golfo, ELN, Disidencias de las Farc y Segunda Marquetalia han dicho públicamente que quieren insertarse dentro del proyecto de Paz Total del Gobierno, son muy pocas las muestras reales que han dado a la sociedad civil de esa intención. José Félix Lafaurie insistió el viernes 21 de abril en la necesidad de que todos esos grupos den pruebas de querer caminar hacia la consecución de la tan anhelada paz sin rodeos ni exigencias.
“En este maremágnum de violencias cruzadas y frente al eventual rompecabezas de tres procesos simultáneos con grupos, a cuál más dogmáticos, recalcitrantes y permeados por el narcotráfico, percibo que el ELN, cuyo proceso de negociación tiene vocación de “locomotora” de la Paz Total, podría convertir la encrucijada en oportunidad y tomar la delantera, si se decide a ofrecerle al país lo que a gritos le está pidiendo: ¡señales de paz!”, dice uno de los apartes de la más reciente columna de opinión de Lafaurie.