Reapertura de plantas de beneficio es una política de vanguardia centrada en el gana-gana

La puesta en marcha de dicha decisión se aplicaría solamente, como lo indica la modificación del Decreto 1500 de 2007, para plantas ubicadas en los municipios de categoría 5ª y 6ª.

La reapertura de plantas de beneficio o los mal llamados “mataderos municipales” no es una decisión intempestiva. Todo lo contrario, es una política de vanguardia centrada en el gana – gana debido a que se beneficia la cadena productiva pero igualmente el consumidor final, porque la primera podrá ver un mejoramiento en sus costos y en la consecuente rentabilidad del negocio y, el segundo -el consumidor- verá un precio más cómodo que le permita mejorar su ingesta alimenticia con un mayor consumo de carne.

Tampoco significa que cada municipio de Colombia deba tener una planta, al contrario, será una oportunidad importante para organizarse y crear sinergias regionales y de municipios lo que mejoraría la escala de producción que evidentemente influirá en el costo y en la rentabilidad.

En términos sencillos: ¿qué quiere decir eso? La realidad es que con la reapertura de las plantas de autoconsumo se podrían sobre la geografía nacional más puntos de distribución, lo que evidentemente mejoraría la logística de comercialización y su costo, traduciéndose en un mejor precio al consumidor lo que indudablemente mejoraría el consumo.

Así lo manifestó Óscar Cubillos Pedraza, director de Estudios Económicos de Fedegán, en su columna de opinión titulada “Plantas, no mataderos”, al tiempo que hizo claridad que la decisión se aplicará solamente -como lo indica la modificación del Decreto 1500- para plantas ubicadas en los municipios de categoría 5ª y 6ª.

“No todos los municipios, de los 1122 que tiene al país requieren una nueva planta. Por ejemplo, la Sabana de Bogotá es abastecida por dos grandes plantas que tiene la capital”, expone el economista en su acostumbrada columna de opinión semanal.

Modificaciones al Decreto 1500

Cubillos Pedraza dijo que el anuncio realizado por el ministro de Salud la semana pasada respecto a la reapertura de mataderos municipales, no sorprendió porque el presidente Petro ya había revelado la noticia en diciembre pasado.

Incluso actualizó el tema al informar que en los últimos ocho meses el INVIMA (Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos) se ha dedicado a modificar el Decreto 1500 de 2007, para que los “mataderos” puedan arrancar bajo el cumplimiento de unos estándares básicos de operación.

Se refrió a que la noticia ha sido de odios y amores porque en algunos sectores ha caído bien, pero en otros, consideran que dicho tema es como volver al pasado en el sentido de la forma tan lamentable en materia de infraestructura, inocuidad y manejo ambiental en la que operaban en el pasado estos establecimientos.

Insistió en algo que contribuiría a cambiar esa percepción. “Para no generar rechazo en la opinión pública, recomienda que los funcionarios del Estado no se refieran a estos centros de sacrificio bovino y porcino con el término de ‘mataderos’. ¿Por qué razón? Sencillamente porque dicha expresión evoca lo que no debería hacerse en materia de faena”.

Agregó que precisamente la modificación del Decreto 1500 habla de plantas de autoconsumo, y técnicamente debería usarse con carácter industrial el termino, plantas, no mataderos.

¿Por qué surgirá la reapertura?

¿Por qué el Gobierno Nacional quiere hacer la reapertura de estas plantas? La explicación de Cubillos Pedraza de Fedegan la atribuye a lo siguiente: en 2007 operaban en Colombia unos 1300 puntos de sacrificio, entre plantas nacionales, departamentales y mataderos municipales, “en fin, lo bueno, lo malo y feo relacionado con el faenado”, estimó.

Con la implementación del Decreto 1500 de 2007 se cerraron de manera gradual plantas que no cumplían los estándares mínimos de operación, y este proceso, permitió que actualmente se encuentren en operación un porcentaje mínimo de las mismas, es decir, hay 220 plantas en todo el país.

La esperanza de entonces, al diseñarse el 1500 hace 17 años, fue que las plantas que permanecieran abiertas recogieran la faena de las que se fueran cerrando, pero la realidad es que mucha de esta oferta terminó convertida en sacrificio clandestino.

Mientras tanto, en otros lugares del país debieron abastecerse en lugares más lejanos, situación que tuvo como consecuencia el incremento del precio de la carne y el desmejoramiento del consumo de este alimento.

Sin embargo, hay un elemento que debe ser de obligatorio cumplimiento, y es que las plantas de autoconsumo deben mantener un estándar básico en la inocuidad del producto pues no puede haber en el país consumidores de primera y consumidores de quinta categoría.

En ese sentido es entendible que algunos lineamientos y estándares que requieren en los mercados internacionales podrán omitirse en mercados locales siempre y cuando se garantice la condición de salubridad.

Recordó que mientras en el año 2013 se sacrificaban en Colombia 4,1 millones de bovinos de manera formal, en 2023, es decir, 10 años después, la faena es numerosamente inferior, 3,2 millones de animales.

“La nueva propuesta del Gobierno Nacional, la permanente vigilancia del INVIMA y de las Secretarías de Salud, podrán salir cosas buenas para el beneficio del consumidor y por supuesto de la cadena de valor”, concluyó el director de Estudios Económicos de Fedegán.