Desde su lugar de reclusión, el líder de la organización delincuencial conocida como La Inmaculada, se desmarca de las acciones violentas que se vienen ejecutando en la región y llama al orden a sus ‘subalternos’.
Horas después de que la Corte Suprema avalara su extradición hacia Estados Unidos, Andrés Felipe Marín Silva, alias ‘Pipe Tuluá’, divulgó una carta abierta en la que pidió “calma y tranquilidad” a la población de Tuluá, al Inpec y a las autoridades del Valle del Cauca. El documento niega vínculos con el narcotráfico y solicita evitar cualquier alteración del orden público.
El mensaje, fechado este 13 de noviembre desde la Estación de Policía Los Mártires en Bogotá, se convirtió en la primera reacción directa del líder de la organización criminal La Inmaculada tras el fallo de la Sala Penal. En el texto, Marín Silva afirma que su compromiso es “cumplir la palabra de paz” y asegura que no respaldará acciones violentas derivadas de la decisión judicial que habilitó su entrega a la justicia norteamericana por cargos de tráfico de drogas y concierto para delinquir.
Uno de los apartes más sensibles del escrito está dirigido a los miembros de La Inmaculada y a “estructuras aliadas en el Valle”, a quienes insta a abstenerse de cualquier intervención que pueda generar disturbios. Aunque el mensaje busca reducir temores tras el fallo, también confirma que el detenido mantiene capacidad de interlocución con grupos señalados de múltiples homicidios, extorsiones y operaciones de narcotráfico en Tuluá y municipios cercanos.
La carta también contiene referencias al alcalde de Tuluá, Gustavo Vélez. Marín asegura que ambos “limaron asperezas” y lograron una “reconciliación”, por lo que considera innecesario cualquier despliegue adicional de seguridad. Esta afirmación generó inquietud entre autoridades locales, que intentan establecer el alcance real de esa relación y su impacto en el clima de orden público.
Además, niega tener vínculos con organizaciones narcotraficantes y sostiene que la acusación internacional surgió por haber compartido patios con extraditables en La Picota, no por pertenecer a una red criminal. Sin embargo, la justicia de Estados Unidos lo señala como parte de una estructura transnacional responsable de enviar cocaína hacia México y Norteamérica.
El documento cierra con un llamado a que Tuluá mantenga su actividad cotidiana sin sobresaltos, insistiendo en que no existe una amenaza real que justifique alarma en la región.



