El mandatario afirmó que América Latina debe relacionarse “con el mundo sin exclusiones ni dependencias”, y advirtió que el continente no debe tomar partido en competencias entre potencias, sino integrarse desde la soberanía económica, energética y tecnológica.
Gustavo Petro confirmó que no asistirá a la próxima Cumbre de las Américas, convocada en República Dominicana. Aunque presentó su decisión como una respuesta a la falta de apertura en el diálogo continental, el trasfondo evidencia un deterioro sostenido en la relación diplomática entre Colombia y Estados Unidos.
En un extenso mensaje publicado en su cuenta de X, Petro explicó: *le propuse a los Estados Unidos una reunión CELAC–EE. UU. para estudiar la integración económica de una gran América. No hubo respuesta, y lo que tenemos es una agresión en el Caribe que se había constituido como zona de paz”. Haciendo referencia directa a la creciente militarización del Caribe por parte de Washington y sus aliados, una medida que Bogotá percibe como un desplazamiento de las vías multilaterales de concertación.
Pero la decisión de no asistir a la Cumbre va más allá de las palabras. El presidente colombiano no cuenta con visa vigente para ingresar a Estados Unidos, y su política exterior ha dejado de ser prioritaria para Washington, especialmente tras el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca. El nuevo enfoque estadounidense ha reactivado viejos esquemas de presión bilateral en temas como la erradicación forzada y el control territorial por parte de la Fuerza Pública.
Petro, sin embargo, insiste en construir una diplomacia multilateral paralela desde el sur, experimento impulsado también por el fallecido Hugo Chávez. “América Latina no necesita tomar partido en competencias comerciales de naciones poderosas que siempre son fluctuantes”, escribió el Jefe de Estado, quien a renglón seguido apuntó: “debe integrarse a su interior con proyectos concretos: propuse la energía eléctrica limpia; México, la producción de medicinas; y Brasil y nosotros, la integración amazónica. Vincularnos con todo el mundo sin excepciones ni subordinaciones”.
A pesar del énfasis en la soberanía, diplomáticos y analistas advierten que el país se encuentra en una especie de orfandad estratégica, pues, Colombia, que durante años fue socio clave en la agenda de seguridad hemisférica, ha perdido interlocución directa con Washington y aún no consolida alianzas equivalentes en términos económicos y de cooperación efectiva en todos los frentes.
Finalmente, señalan que la exclusión de la Cumbre no solo deja a Petro fuera de una vitrina regional, sino que, marca un giro en la política exterior de Colombia, que pasa de ocupar un lugar central en el tablero hemisférico a moverse en los márgenes de un nuevo orden que aún no le pertenece.