El dirigente gremial afirmó, en su columna semanal que, en suma, el Acuerdo debe salir bien y debe salir pronto, con metas realistas y resultados tempranos que manden un mensaje de “sí se puede” a Colombia y al mundo.
Recordando las palabras del secretario general de la ONU, António Guterres, ante el Consejo de Seguridad de ese organismo, el presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos, (Fedegán) centró su columna semanal en los elementos y valores del Acuerdo de compra de tierras firmado entre el gremio y el Gobierno Nacional.
En su escrito, que es publicado por medios de todo el país, reafirmó que este acercamiento con el gobierno de Gustavo Petro “no fue un mero acto ‘político’, de conveniencia entre las partes, sino, por el contrario, en medio de profundas diferencias ideológicas, fue una ‘confluencia’ de convicciones sobre el futuro del campo y la producción agropecuaria, y el deber ser de la Reforma Agraria, como una acción integral del Estado y la sociedad, más allá de la entrega de tierras”.
El dirigente gremial destacó que ese es el primer gran valor del Acuerdo: “trabajar en lo que nos une, en lugar de ahondar las diferencias que nos separan”. Además, recordó las palabras del secretario general de la ONU: “Es una clara demostración de que todos los sectores de la sociedad colombiana pueden y deben contribuir significativamente a la implementación del Acuerdo Final”, que identificó con “el logro de una paz verdadera”.
Puntos de encuentro
Lafaurie Rivera agregó que “Es cuestión de buscar puntos de encuentro, y pienso en sectores también estigmatizados y con mucho que aportar, como el de hidrocarburos y minería extractiva, con proyectos de compensación ambiental, a través de Sistemas Silvopastoriles Intensivos, con gran capacidad de recuperación ambiental y generación de ingresos adicionales por mayor productividad y alta captura de carbono por hectárea”.
“Me alienta el acercamiento del Gobierno a las poblaciones rurales y el acuerdo al que llegó con la Federación Colombiana de Ganaderos para la compra de tierras destinadas a la reforma rural integral”, reconoció Antonio Guterres y a renglón seguido, el presidente ejecutivo de Fedegán indicó que esas palabras son un reconocimiento internacional que, sumado al respaldo nacional de amplios sectores políticos y de opinión, nos comprometen aún más, no solo para sembrar esperanza en medio del pesimismo que generan la violencia que no cesa y la tragedia invernal que se ensaña con el campo, sino para silenciar con resultados a escépticos y detractores de oficio.
“En suma, el Acuerdo debe salir bien y debe salir pronto, con metas realistas y resultados tempranos que manden un mensaje de ‘sí se puede’ a Colombia y al mundo”, agregó.
El alto ejecutivo recordó los elementos del Acuerdo firmado entre el Gobierno Nacional y Fedegán: la compra de tierras fértiles a los ganaderos -algo nuevo-, para su distribución a quienes no la poseen o la poseen en cantidad insuficiente -nada nuevo-, pero con “acompañamiento integral” -tampoco nuevo, pero siempre incumplido-, representado en crédito de fomento con asistencia técnica, políticas de asociatividad que mejoren las escalas de producción campesina y su competitividad en los mercados, dotación de infraestructura física y social, con prioridad en vías terciarias y, en general, la presencia efectiva del Estado en el campo.
Sistemas silvopastoriles
“Como parte del Acuerdo, Fedegán aporta su compromiso, convicción, conocimiento técnico-científico y experiencia en Sistemas Silvopastoriles Intensivos, SSPI, como opción de utilización de la tierra en al menos un millón de los tres millones de hectáreas del Fondo de tierras; una opción que comulga con el espíritu del Acuerdo y con la propuesta ambiental colombiana, planteada por el presidente Petro en la 27º Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático, en El Cairo, Egipto”, manifestó.
Sostuvo que el Acuerdo de tierras podría ser un “piloto” del establecimiento de SSPI asociativos, que amojone el camino que estamos abriendo hacia la transformación de la ganadería, porque construir bosques sin dejar de producir alimentos, como permite la ganadería silvopastoril, debe ser una estrategia paralela a la reconversión progresiva hacia energías limpias.
“Si no podemos cortar de tajo la utilización de combustibles fósiles, mientras tanto podemos convertir millones de hectáreas ganaderas en verdaderas “aspiradoras gigantes de carbono” que, de contera, a partir de la recuperación del paisaje arborizado, enriquecen los suelos y nos devuelven nuestra maravillosa biodiversidad en riesgo. Ese es el futuro…, un futuro posible”, concluyó.