En el mediano plazo, la inflación podría repuntar si el fenómeno de El Niño inicia en el segundo semestre del año, ejerciendo presión en la oferta de alimentos y en la de servicios públicos. En ese nuevo escenario se le empezarán a echar las culpas de alza en los precios, a la vaca, al ganadero o a las exportaciones.
Un día después del anuncio del DANE de un IPC a la baja que permitió sin duda un respiro y alivio a los miembros que encabezan los hogares colombianos, se aguó la fiesta con una advertencia que no es de poca monta y, es que el IPC podría coger un rumbo diferente y comenzar a repuntar en el mediano plazo como consecuencia de la llegada del fenómeno de El Niño.
Así se percibe de las reflexiones de Óscar Cubillos Pedraza, economista y director de la Oficina de Planeación y Estudios Económicos de Fedegán-FNG en su columna titulada “Una apuesta y una propuesta para mejorar el análisis del precio de la carne”, publicada en el portal noticioso Contexto Ganadero.
De acuerdo con el columnista, el precio de la carne de res aumentó 8,2 % entre enero y abril de 2022 y en el mismo periodo de 2023 lo hizo solo en 2,4 %.
Por su parte, el de la carne de aves en lo corrido del año de 2022 subió en 5,9 % y en el mismo lapso de 2023 tuvo un alza de 2,2 %.
Y el de la carne de cerdo, a su vez, en 2022 registró una disminución del 3,2 % pero en 2023 aumentó en 3,9 %.
“Con respecto a la inflación en proteína animal, se observa que la de mayor crecimiento en su precio en lo corrido del año es la carne de cerdo”, señaló el economista.
Al respecto y según el columnista, sabiendo que el precio de la carne de res no ha dejado de subir, y las probabilidades de que baje son menores, el mejor escenario a encontrar es que suba con menor dinámica, que es lo que se viene registrando.
Proporcional al ingreso
De acuerdo con Cubillos, el precio de un kilo de carne de res debería oscilar entre el 1,54 % y el 2,15 % del salario mínimo legal vigente y dicha relación viene en aumento, lo que en últimas explica que el consumo de este nutritivo alimento depende de la capacidad del ingreso familiar.
Para el economista mientras en diciembre de 2015 un kilo de sobrebarriga vendido a mercados mayoristas en Bogotá tenía un precio de $10.130, valor que equivale al 1,57 % de un salario mínimo mensual, nueve años después esta relación aumentó, pues a abril de 2023 el mismo kilo de sobrebarriga tuvo un precio de $24.958 es decir 2,15 % de un salario mínimo mensual.
El análisis basado en las cifras del Sistema de Información de Precios del Sector Agropecuario (SIPSA), deja ver que en ese tiempo mientras el kilo de sobrebarriga se incrementó en 146 %, el ingreso de las familias apenas lo hizo 80 %.
“La problemática de disminución en el consumo de carne debe tener un especial análisis en el deterioro del ingreso monetario real, pues a pesar de las alzas importantes del salario mínimo en los últimos años (a partir del crecimiento inflacionario), no ha conservado el poder adquisitivo de las personas”, explicó.
Cubillos, planteó otro escenario e hizo el análisis dejando a un lado el tiempo y las causas mundiales que han generado el aumento de la inflación a nivel mundial y también en Colombia, en este caso partiendo de nuevo en diciembre de 2015 pero finalizando en marzo de 2020 cuando no se sabía aun de la existencia del Covid19, ni había crisis de contenedores, ni crisis geopolítica o de oferta de materias primas y observó una menor incidencia.
Para dicho mes -marzo de 2020- un kilo de sobrebarriga tenía un precio de $13.267 en mercados mayoristas de Bogotá, que equivalía a 1,51% de un salario mínimo mensual. “Efectivamente hasta allí la relación entre precios e ingreso monetario no desmejoraba el consumo de carne, pero a marzo de 2021 dicha relación se mantenía en 1,52%, curiosamente con más de un año de amplios volúmenes de exportación de bovinos en pie, variable a la que no dejan de achacar las culpas del encarecimiento de la carne”.
¿Cuándo comenzó a desmejorar?
La relación precio ingreso empezó a desmejorar a partir de mayo de 2021 y, de hecho, en ese mes ya había subido al 2,4 %.
Recordó Cubillos lo que ocurrió entonces en el país: vandalismo, bloqueos, delincuencia patrocinada.
A final de ese año -diciembre de 2021- la proporción fue de 2 % y un año después -diciembre de 2022- subió a 2,27 %, mientras que hoy se encuentra en 2,15 % como lo había dicho.
Esto significa, que, si bien el precio de la carne no ha dejado de subir, el hecho que suba con menos dinámica de la registrada en los últimos dos años haría que vía incrementos del ingreso (salario) pueda recuperarse el poder de compra y, por lo tanto, mejorar el consumo.
Sin embargo, la relación natural, al menos con un kilo de sobrebarriga debería estar entre el 1,54 % y hoy se encuentra en 2,15 %.
El economista dejó entrever que un mejoramiento real del ingreso, vía salario, solo se lograría en enero de 2024, por sí resultará necesario que el precio de la carne no solo subiera poco, sino que disminuyera teniendo como objetivo mejorar el consumo.
“Advirtió que con la llegada del fenómeno de El Niño, habrá presión inflacionaria y empezarán a culpar del alza en los precios a la vaca, al ganadero o a las exportaciones. Lo dejo como constancia”, puntualizó.
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