La calificadora Moody’s degradó la nota de Colombia de Baa2 a Baa3, en medio de crecientes preocupaciones fiscales y aumento de la deuda pública. Pese al ajuste, mejoró la perspectiva a “estable”, destacando la resiliencia institucional y la autonomía del Banco de la República.
La agencia calificadora Moody’s Ratings anunció este jueves una nueva advertencia financiera para Colombia: rebajó su calificación crediticia de Baa2 a Baa3, lo que deja al país en el límite inferior del grado de inversión.
Es la primera gran decisión del año de una firma internacional de este tipo sobre la economía colombiana, y llega en un momento de crecientes presiones fiscales y dudas sobre la sostenibilidad del gasto público.
La rebaja se aplica tanto a la deuda en moneda local como extranjera, e incluye también un descenso en la calificación a corto plazo, que pasó de P-2 a P-3.
Sin embargo, en un mensaje que busca dar algo de calma, Moody’s cambió la perspectiva de negativa a estable, lo que sugiere que no se anticipan nuevos recortes en el corto plazo.
Según el análisis de la agencia, uno de los principales motivos de la decisión es el persistente deterioro de los indicadores fiscales del país.
Moody’s estima que el déficit fiscal se mantendrá alrededor del 7 % del PIB en 2024 y 2025, mientras que la deuda pública alcanzaría el 59,5 % del PIB, muy por encima del 53,4 % registrado en 2023.
Un punto crítico identificado en el informe es la suspensión de la regla fiscal por tres años, una medida adoptada por el Gobierno sin que medie una crisis macroeconómica que lo justifique, lo cual, según la agencia, debilita el marco institucional que hasta ahora respaldaba la credibilidad fiscal del país.
A esta situación se suman ingresos sobrestimados en los presupuestos para 2024 y 2025, altos costos de financiamiento, y una carga de intereses creciente: solo en 2024, el pago de intereses representó el 16 % de los ingresos del Gobierno, proporción que podría escalar al 17 % en 2025, casi el doble del promedio de países con calificación similar.
Pese al panorama desafiante, Moody’s destacó algunos elementos positivos que respaldan la estabilidad de la perspectiva, como la autonomía del Banco de la República, la fortaleza institucional de los poderes legislativo y judicial, y el anuncio reciente de un pacto fiscal y un presupuesto más ajustado para 2026.
Estos factores podrían, si se consolidan, sentar las bases para una recuperación gradual de la credibilidad fiscal.
La agencia también incorporó factores ambientales, sociales y de gobernanza en su análisis. Identificó una exposición moderada a riesgos climáticos y vulnerabilidades en la transición energética, especialmente por la dependencia de exportaciones de hidrocarburos.
En el plano social, persisten desafíos estructurales como la desigualdad y el acceso limitado a servicios básicos, sobre todo en las zonas rurales.
En cuanto a gobernabilidad, Moody’s subraya la existencia de un sistema institucional con mecanismos de control, aunque advierte sobre los retos relacionados con el estado de derecho y la lucha contra la corrupción.
La calificadora también advirtió que una eventual pérdida del grado de inversión dependerá de la capacidad del país para corregir su rumbo fiscal y reconstruir la confianza de los inversionistas. En ese sentido, el tiempo apremia: Colombia camina una delgada línea entre mantener su estatus financiero internacional o perderlo por completo.