Más ruido que política exterior: sigue creciendo el conflicto Petro–Trump

Las tensiones entre Colombia y Estados Unidos se intensifican tras las declaraciones de Gustavo Petro sobre Donald Trump. El congresista republicano Carlos A. Giménez lo calificó de “narcoterrorista en jefe”, mientras voces opositoras en Colombia —como Carolina Arbeláez y José Manuel Restrepo— cuestionan su falta de prudencia y la ausencia de una estrategia diplomática para contener la crisis.

El conflicto entre Gustavo Petro y Donald Trump pasó de ser un intercambio verbal a una crisis diplomática con repercusión hemisférica. La polémica surgió tras la entrevista concedida por el presidente colombiano a Univisión, donde expresó que esperaba que “Trump cambie o haya que sacarlo”.

La frase fue interpretada en Washington como una intromisión en la política interna estadounidense. En ese sentido, la respuesta más severa provino del congresista Carlos A. Giménez, quien acusó a Petro de ser un “narcoterrorista en jefe” y advirtió que sus palabras “deben tomarse en serio porque representan una amenaza para la seguridad del hemisferio”.

Analistas advierten que, como integrante del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, la posición de Giménez tiene peso político y mediático: proyecta a Petro como un factor de riesgo en materia de cooperación antinarcóticos y defensa regional. En el fondo, el representante reactiva la narrativa del trumpismo que asocia a gobiernos de izquierda latinoamericanos con criminalidad y desorden institucional.

En Colombia, las reacciones se centraron más en el estilo que en la geopolítica: la representante por Cambio radical, Carolina Arbeláez describió el comentario de Petro como “torpe, provocador y necesitado de un enemigo para victimizarse”, añadiendo que “Estados Unidos debería simplemente ignorarlo”.

Desde otra orilla, el exministro José Manuel Restrepo expresó su frustración yendo más allá e insinuando que las dinámicas erráticas de Petro están enfocadas en el agravamiento de la crisis. “Así es imposible. O es muy torpe o lo que quiere es destruir más”, escribió. En su lectura, el presidente no solo desordena la agenda exterior, sino que compromete la estabilidad económica y reputacional del país.

Ante la presión creciente, Petro intentó corregir el rumbo, citando el trino de Giménez y muy a su estilo, trató de bajarle el tono. “Yo no amenazo a Trump, solo dije que cambie su corazón, de defender políticas de muerte en el mundo como el genocidio en Palestina, por políticas de vida”, comentó el mandatario.

Un amplio sector de la opinión pública señala que Petro ahora busca transformar la disputa política en un alegato ético, sin mostrar coordinación visible con la Cancillería o la embajada en Washington: no hay comunicados técnicos, rondas de aclaración ni una hoja de ruta oficial que articule al Ejecutivo con los canales formales en Estados Unidos.

Finalmente, advierten que, si desde la Casa de Nariño quieren evitar que el episodio derive en costos más severos para los colombianos, la estrategia de debe pasar del tuit al trámite, insistiendo que la diplomacia no se ejerce en X, sino con notas verbales y salas de crisis.