El Partido Liberal se impuso en los comicios federales celebradas del pasado lunes, asegurando un nuevo mandato de cuatro años. Sin embargo, la formación quedó a solo cuatro escaños de la mayoría necesaria para gobernar sin alianzas.
Con el 98,86% de los votos escrutados, los liberales obtuvieron 168 de los 343 escaños de la Cámara de los Comunes, quedando a cuatro bancas de la mayoría absoluta, fijada en 172 escaños.
El Partido Conservador, liderado por Pierre Poilievre, alcanzó 144 escaños y se consolida como una oposición robusta. El Bloque Quebequés obtuvo 23 escaños, el Nuevo Partido Democrático 7 y el Partido Verde 1.
La campaña electoral estuvo dominada por la incertidumbre económica y las tensiones con Estados Unidos, especialmente tras las amenazas comerciales y territoriales del presidente Donald Trump.
Mark Carney, quien asumió el liderazgo liberal tras la dimisión de Justin Trudeau, centró su mensaje en la estabilidad y la defensa de la soberanía canadiense. “Canadá nunca cederá ante las amenazas de Trump”, declaró al celebrar la victoria, destacando la importancia de mantener la independencia frente a la presión estadounidense.
Los resultados en provincias clave como Ontario y Quebec fueron decisivos para inclinar la balanza a favor de los liberales, aunque la falta de mayoría absoluta obligará a Carney a negociar con otras fuerzas políticas para sacar adelante su agenda legislativa.
Analistas políticos destacan la participación ciudadana con cerca de 29 millones de canadienses habilitados para votar y un récord de votos emitidos por adelantado.
La victoria de Carney representa el cuarto mandato consecutivo para los liberales, quienes gobernaron con mayoría hasta 2019 y en minoría desde entonces. El resultado de estas elecciones refleja la voluntad de los canadienses de enfrentar ‘unidos’ los desafíos del actual concierto internacional.