La senadora del Partido Centro Democrático María Fernanda Cabal lanzó una dura arremetida contra el presidente Gustavo Petro y las manifestaciones convocadas por sindicatos afines al Gobierno. Mientras la Casa de Nariño pretendía mostrar músculo popular, la baja participación y el caos en Bogotá sirvieron de escenario para un nuevo episodio de confrontación política.
En un nuevo capítulo del creciente enfrentamiento entre la oposición de derecha y el gobierno de izquierda en Colombia, la senadora María Fernanda Cabal, del partido Centro Democrático, no se guardó nada frente al tímido eco que tuvieron las movilizaciones convocadas por el presidente Gustavo Petro.
A través de un video publicado en su cuenta de X (antes Twitter), Cabal fue enfática: “Los trabajadores no son esclavos de Petro ni su locura incendiaria. Hoy demostraron que Colombia sigue siendo grande. No nos dejemos torear ni arrastrar hacia la destrucción”.
Con estas palabras, la congresista celebró lo que considera una señal clara de rechazo a las intenciones del presidente de instrumentalizar a las centrales obreras y sindicatos para promover sus reformas bajo el disfraz de la “voluntad popular”. Y es que las manifestaciones, anunciadas con bombo y platillo por el Ejecutivo y sus aliados, estuvieron lejos de ser la explosión ciudadana que esperaban.
En ciudades como Bogotá, lo más notorio no fue la masiva presencia de trabajadores en las calles, sino el caos en la movilidad, el cierre de estaciones del sistema Transmilenio —incluido el portal Américas— y el descontento de miles de ciudadanos que vieron alterada su rutina por cuenta de bloqueos injustificados.
Cabal no tardó en reaccionar con una crítica mordaz: “Desesperante ver estas imágenes de cómo unos desadaptados violentos impiden que los ciudadanos puedan moverse a sus lugares de trabajo, cumplir con sus citas médicas y hacer su vida”, escribió también en su cuenta de X. Para la senadora, el presidente no solo es responsable político del fracaso de las marchas, sino que también carga con la responsabilidad directa por los posibles desórdenes que puedan derivarse de estas jornadas.
Una convocatoria sin eco popular
Las jornadas de protesta, que se extenderán entre el 28 y el 29 de mayo, fueron impulsadas por sindicatos como la CUT y Fecode, con el respaldo abierto del gobierno nacional. El objetivo principal: presionar al Congreso para que apruebe una Consulta Popular que respalde las reformas estructurales de Petro, especialmente en materia laboral, pensional y de salud.
Sin embargo, lo que pretendía ser una demostración de fuerza terminó convertido en un síntoma de debilidad. Las plazas no se llenaron, la convocatoria fue desigual y, salvo algunos focos de concentración en ciudades principales, el país siguió su marcha. Para la senadora Cabal, este hecho tiene una lectura clara: “Los trabajadores colombianos se negaron a ser carne de cañón del fracasado experimento socialista de Petro. Se defendieron. No se dejaron manipular”.
En los videos difundidos por usuarios en redes sociales, se observa más presencia de pancartas institucionales que manifestantes espontáneos, más funcionarios públicos que obreros indignados, y más policías que verdaderas multitudes.
¿Un país cada vez más dividido?
El fracaso de esta convocatoria no solo refuerza la narrativa de la oposición, que desde hace meses denuncia el desgaste del discurso petrista, sino que también revela una realidad inquietante para el Gobierno: la pérdida de capacidad de movilización popular. La narrativa del “pueblo movilizado” empieza a resquebrajarse frente a la apatía creciente, el rechazo ciudadano al caos urbano, y el creciente temor a una radicalización del debate político.
Cabal, una de las figuras más visibles del uribismo, ha sido enfática en señalar que Petro no busca reformas, sino una “refundación del país” al margen de las reglas del juego democrático. En este contexto, la senadora alertó que las manifestaciones no son simples ejercicios de expresión política, sino maniobras para forzar un ambiente preconstituyente que erosione la institucionalidad.
Petro, entre la calle y el Congreso
Mientras tanto, el presidente Gustavo Petro parece apostar cada vez más por la movilización como herramienta de presión frente a un Congreso que no ha acompañado plenamente sus reformas. Su llamado a una Consulta Popular ha generado suspicacias, incluso entre sectores de centroizquierda, al considerar que intenta sortear los mecanismos institucionales mediante una especie de “plebiscito personalista”.
La pregunta de fondo es si este tipo de convocatorias, cada vez más desgastadas y cuestionadas, terminarán por aislar aún más al Gobierno de la ciudadanía. Cabal, con su estilo directo y provocador, puso el dedo en la llaga: “Hoy quedó claro que Colombia no está con Petro. Está con la libertad, el trabajo digno y el respeto a la democracia”.
La confrontación está servida, y las próximas horas mostrarán si el Gobierno insiste en su estrategia de “pueblo en la calle” o replantea el rumbo ante un país que, al menos hoy, le dio la espalda.