“Los invasores se armaron con machetes y palos. Desde junio no hemos podido volver a la finca”

La finca La Cabaña, ubicada en Cajibío (Cauca),  fue invadida desde mayo de este año. Sus propietarios fueron amenazados por los ocupantes ilegales a pesar de la insistencia de los primeros de resolver este conflicto a través del diálogo.

Lo que inició en 1982 con un sueño que dio paso a la conformación de una sociedad agrícola familiar que durante años permitió la siembra de café con excelente calidad y deliciosos aguacates, hoy es uno de los terrenos invadidos por los habitantes del sector de La Fresa y el Cofre, en la vereda Siloé, que bajo la excusa “que estaban muy estrechos en sus tierras”, decidieron invadir los predios, evitando que sus propietarios trabajen en su propia finca llamada La Cabaña.

Así lo confirma Juan Emiliano Cárdenas Vélez, sobrino del propietario de la finca, y uno de los afectados que recuerda cómo, luego de ocupar desde el mes de mayo del año en curso, el terreno (que incluye una casa con todas las pertenencias, algunos animales como 9 caballos, dos perros y unos gatos, sumado a las cerca de 17 hectáreas), se instalaron entre 20 y 30 moradores de la zona adueñándose del terreno que está ubicado a cuatro kilómetros de la vía Panamericana.

Luego del fallecimiento hace cinco años del señor Alonso Vélez, propietario de la finca, se liquidó la sociedad y se dividieron entre la familia las hectáreas de tierra.

“Decidimos hace unos tres años parcelar unos lotes como lo hace mucha gente por ahí; parcelan y viven de comisiones, poco trabajan con el tema del café y parece ser que se empezaron a oponer a las parcelaciones por otras personas sobre todo mestizas, ellos sí pueden, pero los otros no podemos”, indicó Cárdenas Vélez, quien en compañía de cuatro o cinco trabajadores a quienes se les cancelaba sus prestaciones de ley, cogían las 15.000 matas de café.

En aras de mantener las buenas relaciones con los pobladores de la zona, realizaban acciones de responsabilidad social y extendían solicitudes para contribuir en el bienestar de los jóvenes.

“Teníamos toda una intención socio-económica hacia ellos; incluso un mes antes de la invasión, con mi prima decidimos hacerles un ofrecimiento informal de dos o tres hectáreas para trabajarlas en un comodato cooperativo, para que hubiera comida de corto tiempo, tomate, hortalizas, fríjol, aromáticas, tener unas 100 gallinas y los huevos repartírnoslos.  La respuesta fue negativa”.

Respuesta violenta de los invasores

En el mes de mayo se efectuó la invasión, aunque los propietarios insistieron en el diálogo y en la resolución pacífica, la respuesta fue la violenta. Los invasores se armaron de palos y objetos cortopunzantes. Sin embargo, se procedió a la diligencia de desalojo como indica la ley por parte de la Fuerza Pública.

“Nos rodearon con machetes y palos. Agredieron a la Policía verbalmente, la increparon y nos amenazaron que nos iban a matar porque nosotros habíamos ido a perturbar la tranquilidad de la vereda, llevando la Policía, cuando estábamos ejercitando una acción legítima de recuperación de la propiedad privada. Los primeros cambuches que hicieron, los quemé y los tumbé”.

Desde el mes de junio no han podido regresar a los predios. “Han hecho rotos alrededor de la casa, tiran puntillas, son de la vereda La Viuda; la mayoría son ahijados de mi tío y de su esposa, a ella le da mucho malestar haberles ayudado a estas personas con trabajo, educación, actividades religiosas, en fin, actividades sociales y está es la forma de pagar, que están muy estrechos, y es la hora que no se salen del predio”, agregó Cárdenas Vélez.

Lo paradójico es que los mismos líderes que fundaron esta junta, hoy están de acuerdo con la invasión del predio por parte de habitantes de la misma zona. El proceso judicial se encuentra en la Fiscalía.

“Ellos no son minga, no son resguardo, no son desplazados, algunos tienen un tractor, 20 o 30 vacas, hay algo perverso y puede que detrás de ellos haya gente que los está mandando”.

Herencia familiar

Para entender la situación, es importante revisar el contexto.La finca La Cabaña de vocación agroindustral de 60 hectáreas fue adquirida legalmente por el señor Alonso Vélez García, su prioridad siempre fue la siembra de cultivos como café, plátano y aguacate. En ocasiones tenían entre 25 y 30 vacas.

Constituyó la sociedad familiar AgroVélez e incluso realizaron un convenio con la empresa española Supracafé que tenía presencia en Normandía, Los Naranjos y La Viuda.

En esa misma época de los ochenta, se conformó una Junta de Acción Comunal, resultado de un acto de invasión que se registró en un terreno de la zona que pertenecía al señor Jacinto Mosquera.

“En ese tiempo se usó el verbo ‘incorar’, se le adjudicaron a cada uno de ellos 5 hectáreas como comunidades agrícolas familiar, se rumora que muchos a la fecha, las han vendido, las han parcelado y ya no las tienen”, puntualizó el afectado.

Los afectados esperan regresar a su finca, a su amada Cabaña y para ello, requieren la intervención de las autoridades, solo así podrán volver a disfrutar de su delicioso café que se produce a 1800 metros de altura.