En un extenso hilo en la red social X, el analista explicó muchos de los beneficios a los que podrían acceder niños y adolescentes en edad escolar de los estratos 1, 2 y 3; además, desmintió con pruebas las versiones de que el proyecto de ley está diseñado para favorecer a instituciones educativas ubicadas en zonas exclusivas de Bogotá.
El proyecto de ley presentado por la senadora del partido Centro Democrático, Paloma Valencia, que propone la creación de un sistema de bonos escolares para estudiantes de los estratos 1, 2 y 3, fue una de las motivaciones de la marcha nacional organizada por la Federación Colombiana de Educadores (Fecode), llevada a cabo este miércoles 30 de agosto.
De acuerdo con el articulado de la iniciativa legislativa, la idea fundamental de los bonos escolares es otorgar un incentivo económico a los padres o personas a cargo de niños, niñas y adolescentes en etapa escolar calificados como vulnerables, para que puedan realizar sus estudios en escuelas y colegios públicos o privados, según su preferencia.
Los bonos se dividen en universales y aditivos; el Estado deberá asumir el valor de las matrículas, pensiones y elementos suplementarios según el caso de los estudiantes seleccionados en el programa; asimismo, precisó Paloma Valencia, que podrán aplicar todos los colegios públicos y los privados que reúnan unas exigencias de calidad educativa contenidas en la ley.
David Cancino Quintero, columnista de opinión y analista político, hizo algunas precisiones en un extenso hilo en su red social X, asegurando que, contrario a lo que ha manifestado Fecode, la propuesta de la senadora Paloma Valencia podría ser funcional en Bogotá.
“La idea de los bonos escolares es excelente para ciudades donde hay oferta privada consolidada. Algunos datos importantes: 1. En Bogotá hay 4 veces más colegios privados que públicos”, explicó Cancino.
A renglón seguido, comentó que las posibilidades de ingresar al sistema de educación privada, podría aumentar las posibilidades de recibir una educación de calidad, a veces imposible para las poblaciones consideradas vulnerables o pobres en el ordenamiento jurídico colombiano.
“Ofrecerle un bono a una familia estrato 1, 2 o 3, es darle la oportunidad de escoger diferentes modelos educativos, diferentes horarios y sobre todo un colegio de mayor calidad. Hoy son los colegios públicos los que escogen a los estudiantes y por la escasez de oferta pública, los papás tienen que hacer maromas para poder inscribir a su hijo para que estudie”, se lee en los comentarios del analista sobre el particular.
Finalmente, evidenció con pruebas que son mentirosos los argumentos esgrimidos desde Fecode en el sentido de que el proyecto de ley está orientado al favorecimiento de las instituciones educativas de estratos altos y zonas exclusivas de Bogotá.
“Falso que los colegios privados estén concentrados en estratos 4, 5 y 6. Dejen de ver RBD. De hecho, es todo lo contrario, el 85% está en estratos 2 y 3. Y si se quiere ver por localidad, pues tampoco lideran Chapinero y Usaquén, que es donde están algunos de los mejores colegios del país”, puntualizó David Cancino.