Por:José Félix Lafaurie Rivera
Una de las más hermosas tradiciones de Año Nuevo es comer doce uvas con las campanadas finales del 31 de diciembre, dedicadas a nuestros deseos y propósitos para el año que comienza.
Se desea con mayor intensidad lo que nunca se ha tenido y, por eso, la paz no falta en los deseos de los colombianos, pero más que gastarle una uva, es mejor entender que la paz es el resultado de otros deseos y otros propósitos que deben cumplirse, y a esos dedico mis doce uvas para Colombia en 2023.
- Seguridad en las ciudades; que podamos volver a pasear, ir a nuestros trabajos y actividades sin temor a perder hasta la vida. Deseo seguridad como bien público y derecho fundamental.
2.Deseo seguridad para el campo, donde se acumulan todas las violencias y la peor de ellas, la violencia del abandono.
- Por ello, deseo que el Estado llegue al campo con sus instituciones y recursos, y que la sociedad civil lo acompañe, para que la vida y el trabajo rural no sean un riesgo sino un proyecto de vida, porque nunca habrá paz en Colombia sin la recuperación del campo.
- Mi cuarta uva se la dedico a LA JUSTICIA, debida y oportuna, que proteja los derechos de todos y sancione sin impunidad a quien los vulnere. Sin ella, nunca habrá paz…, ni habrá país.
- Seguridad, justicia y desarrollo rural deben ser las armas contra el narcotráfico. Deseo que esa combinación virtuosa libere a Colombia de tan nefasta maldición, mal de males y combustible de la violencia.
- Más libertad bien merece una uva, pero libertad efectiva, ligada a la equidad en el acceso a las oportunidades, que es lo que nos permite ejercer la libertad como un derecho. Libertad de ser, de pensar, de expresarse, de hacer y emprender, siempre con el límite del respeto a los derechos de los demás.
7.Deseo que la educación sea ese canal de acceso a las oportunidades, que deje de ser factor de inequidad, espacio de adoctrinamiento y escuela de libertinaje. Educación sin calidades diferenciales que discriminan; educación donde el ciudadano aprenda a conocer y ejercer sus derechos, pero aprenda también los valores de la civilidad que permiten la convivencia.
- Deseo que la protección de la naturaleza sea un propósito compartido, sin extremismos innecesarios, pero sin la indiferencia que destruye; buscando el equilibrio entre preservación y desarrollo.
- Deseo que los servidores públicos sean ejemplo de esfuerzo y pulcritud, y que el liderazgo político recobre la dignidad que exige el inmenso honor de representar a sus compatriotas.
- Si exigimos voluntad política y pulcritud a nuestros gobernantes, debemos exigirnos voluntad ciudadana y la pulcritud en nuestra vida diaria, porque la disciplina social es una expresión de la paz. Abandonemos la trampa pequeña, la colada en la fila y el orgullo tonto del avivato, esa pequeña corrupción que les enseñamos a nuestros hijos.
- Ninguno de nosotros puede salvar a Colombia de todos sus males, pero sin el esfuerzo individual de cada uno… será imposible. Si nos proponemos pasar por la vida sin hacerle daño a nadie y ayudando a quien podamos, estamos aportando a la construcción de la paz.
- Mi última uva es por la única paz que puedo desear, la paz en el corazón, la que surge de la conciencia tranquila, del respeto a la diferencia, el diálogo, el perdón y la tolerancia; la que depende de nosotros mismos y es nuestro mejor aporte a la paz de Colombia.
Paz en el corazón y prosperidad para todos en 2023.
@jflafaurie