El líder ganadero y miembro de la delegación del gobierno que negocia la paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), dejó claro que no respalda la idea según la cual no es necesario la aprobación del legislativo para hacer vinculante lo acordado en la mesa. A pesar de los avances, el dirigente gremial cree que el proceso va lento.
José Félix Lafaurie, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), es uno de los negociadores a nombre del Estado colombiano que más ha opinado sobre los diálogos de paz en los que participa. No solo a través de sus dicientes columnas de opinión, sino también en de medios de comunicación como entrevistado.
Previo al inicio del sexto ciclo de conversaciones llevado a cabo en caracas, Venezuela, el dirigente gremial anunció que no viajaría por motivos relacionados con la agenda ganadera, que en sana lógica, ha sido desde hace mucho tiempo su prioridad. Desde China, aclaró ciertas desinformaciones que había en el ambiente sobre su posición en torno al más reciente documento firmado por la mesa de negociaciones.
La Constitución es la ‘Carta de Navegación’
“No estuve en Caracas por una razón elemental, porque estoy en Shangai, pero debo de advertir varias cosas y te agradezco mucho esta llamada, porque me parece que ha habido mucho ruido con respecto al acuerdo 28, y en el fondo del acuerdo 28 en las condiciones en que se firmó, yo también lo hubiera firmado y fíjate que estoy haciendo una apreciación demasiado, demasiado afirmativa en favor del proceso”, dijo el líder ganadero.
A renglón seguido, explicó que el texto resultado final de las jornadas de discusión recién terminadas, dista mucho del que se había presentado la semana pasada, el cual fue ajustado siguiendo las líneas demarcadas por los miembros de la sociedad civil que participaron activamente en su construcción, no obstante, su obligatorio acatamiento depende de la aprobación del Congreso.
“El primer documento que circuló, era un documento que evidentemente, si así hubiese salido el acuerdo yo no lo hubiera firmado, pero este sí y voy a explicar por qué: si usted lo lee con atención hay quizás dos cosas sobre las cuales el país debatió pero terminaron modificadas, uno el tema vinculante, cuando usted mira en el tema de las garantías de qué se trata el azul vinculante, no tiene nada que ver con lo que inicialmente estaba planteado, aquí mal que bien se termina reconociendo que en el hipotético caso que el debate que viene a continuación sobre temas que pueden eventualmente ser trascendentales, o las transformaciones que se debatan obligatoriamente tiene que pasar por el congreso y una sociedad como la nuestra plural tiene todo el derecho de discutir sobre diferentes temas”, comentó Lafaurie.
Dando al traste con el discurso del excanciller Álvaro Leyva y espantando los fantasmas de un exabrupto jurídico, el alto ejecutivo fue enfático en la necesidad imperante de tramitar vía legislativo lo acordado para que tenga la fuerza vinculante de las leyes de la República.
“[…] Si mañana queremos, como en efecto están intentado hacerlo ahora, en un debate sobre la reforma educativa, pues el Congreso de la República es la institución que tendrá que resolver si la Ley estatutaria de educación se modifica o no se modifica, en cambio mal sería si la mesa después de discutir cualquiera de los temas que ahí intentan imponer como inicialmente se decía, recogimos 8 mil voces y esas voces van a hablar por ejemplo de doctrina militar, o de democracia directa, y una vez que allí se concluya cualquier cosa sobre ese tema termina siendo vinculante para la sociedad, eso no, en eso no estoy de acuerdo y evidentemente no hubiera firmado un acuerdo en esa dirección”, aseguró Lafaurie.
“Dialogar por dialogar no tiene ningún sentido”
Durante la extensa entrevista concedida al periodista Juan Carlos Iragorri, no solo despejó las dudas respecto de la fuerza jurídica de las negociaciones y lo firmado, sino que se refirió a los tiempos que viene manejando la mesa, muchas veces suspendida por la extrema ‘sensibilidad’ del ELN.
“La negociación con el ELN va lenta, extremadamente lenta, ha venido como los ríos haciendo su propio cauce, creo que, en mi opinión personal, se ha perdido mucho tiempo en quisicosas, y en el fondo la sociedad lo que aspira es que un buen día, a través de un acuerdo se ponga fin al uso de las armas para hacer política, porque lo otro es un escenario de dialogo que en el fondo termina por no conducir a nada la dialoguitis de la que hablaba en su momento Álvaro Gómez Hurtado”, precisó el dirigente gremial.
En ese mismo orden de ideas, indicó que por la relevancia de los temas que se están tratando en la mesa de negociaciones, los ciclos deberían tener resultados visibles en los territorios donde la guerra se siente, porque hasta ahora el proceso siguen misma lógica ineficaz de los pasados.
“Dialogar por dialogar no tiene ningún sentido, o bueno tiene sentido hay gente que se sienta hablar de cualquier cosa y pasa la tarde de manera entretenida, pero no creo que se trate de eso en este caso”, indico el alto ejecutivo.
Finalmente, lamentó que desde el Ejecutivo se estén promoviendo iniciativas que en términos prácticos terminan siendo contraproducentes no solo para la mesa, sino también que enrarecen el ambiente, ya de por sí complejo en el país.
“A mí me parece terriblemente inconveniente, ruidos, ruidos innecesarios, ruidos además Que terminan sacando del cauce natural un proceso de esta naturaleza aún más, lo con respeto por el Presidente de la República, pues que los poderes constituidos, hayan impedido las reformas que la Constitución del 91 trajo para poder responder a las expectativas de la ciudadanía de entonces cuando logró esa convergencia en la Constitución, yo no creo en eso, además por que las propio Constitución estableció las reglas del juego mediante las cuales esas reformas debían de darse, tanto a nivel constitucional como a nivel legal”, puntualizó José Félix Lafaurie.