El líder ganadero ha sido el único de los integrantes del equipo del gobierno que se ha atrevido a cuestionar las acciones terroristas que este grupo guerrillero ha ejecutado al tiempo que se desarrollan los diálogos de paz. El tiempo le ha ido dando la razón.
Hoy que los diálogos del Estado colombiano con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) se encuentran pausados por cuenta de las palabras del presidente Gustavo Petro relacionadas con la motivación económica ilícita de ese grupo guerrillero, es importante mencionar que en lo que va corrido de estas conversaciones, solo el presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), José Félix Lafaurie Rivera, se ha atrevido a decires en medios de comunicación y columnas de opinión que les hace falta voluntad para sacar adelante un acuerdo de paz.
En una entrevista con la Revista Semana, el dirigente gremial aseguró, luego del atentado que dejó 10 soldados muertos en El Catatumbo, que no habían dado a los colombianos una sola muestra real de paz e insinuó que el accionar dual de ese grupo guerrillero no era conveniente para el proceso, pues, mientras estaba sentado negociando, seguía adelantando acciones terroristas distantes del objetivo central de la mesa de diálogos.
“Una cosa ha sido la mesa y otra la respuesta del ELN al país. En vez de enviar mensajes que les permitan a los ciudadanos pensar que un acuerdo es posible, el mensaje es el mismo que ha tenido esa guerrilla a lo largo de la historia: la lógica del terror. Esta nueva ronda de Cuba será definitiva. Se conocerá si el ánimo del ELN es fortalecerse o, por el contrario, dejar las armas. Si eso no es así, será muy difícil”, dijo Lafaurie en su momento.
Estas ideas fueron desarrolladas a fondo en una columna de opinión, donde el líder ganadero y miembro del equipo negociador del gobierno recordó situaciones de la misma índole que ocurrieron mientras el ELN adelantaba negociaciones que fracasaron.
“Hoy, en medio de las negociaciones, el ELN torpedea la Mesa y traiciona la esperanza de los colombianos volviendo a la ‘lógica del terror’ como estrategia de negociación, que ya utilizó en el pasado. En 2018, concluido un cese de hostilidades, cometió 33 actos terroristas en tres meses, en los que murieron siete soldados y seis policías, y al año siguiente 23 jóvenes murieron en la Escuela General Santander”, detalla la nota periodística.
Una semana después, Lafaurie volvió a tocar el tema del que más ha escrito en lo que va corrido del año. Esa vez se refirió a un oprobioso comunicado de prensa donde afirmaban sin sonrojarse que el asesinato de los soldados que custodiaban el oleoducto Caño Limón estaba dentro del marco de las actividades que les eran permitidas mientras no se hubiere pactado un cese al fuego bilateral.
“El ELN se autopercibe como ejército regular en igualdad de condiciones con la Fuerza Pública, y no lo es. En reciente comunicado, el COCE reclama que sus ‘acciones militares’ se analicen como se analizan las operaciones de las fuerzas gubernamentales”, en tanto que la Ley 2272 deja claro que el reconocimiento político para negociar no “legaliza” al ELN, que sigue siendo un grupo al margen de la ley. Así pues, de la misma manera que la Mesa no borra la ilegalidad del ELN, tampoco la legitimidad constitucional de la Fuerza Pública ni sus obligaciones de proteger la vida y libertades de los colombianos”, escribió José Félix Lafaurie en su columna del 10 de abril pasado.
Promediando abril, Lafaurie se atrevió a decir lo que palabras más, palabras menos, dijo el presidente y molestó sobremanera a Pablo Beltrán y todos los que ‘negocian la paz’ con el Estado colombiano: el ELN financia sus estructuras militares básicamente con actividades ilegales como el narcotráfico, la extorsión y el secuestro. Además, dejó claro que el reclutamiento forzado era una realidad en esos territorios donde no hay ni nunca ha habido presencia institucional.
“Además de esas especialidades regionales, en todas sus “zonas de dominación” el narcotráfico es factor común, como lo es para todos los grupos ilegales, sumado a la extorsión y el secuestro, no solo para consolidar ingresos y ejercer “control territorial”, necesario para proteger sus rentas ilícitas, sino para algo más importante, su objetivo central: la dominación económica, social, cultural y política de esas poblaciones”, precisó.
A finales de ese mismo mes, nuevamente insistió en la necesidad imperante de dar al país muestras reales de querer alcanzar a paz, ya que a pesar de que varios grupos al margen de la ley aseguraban tener voluntad de alcanzar acuerdos con el Gobierno en ese sentido, la realidad imperante en los territorios era otra, incluso, Lafaurie se atrevió en ese momento a dar ideas sobre cómo avanzar en ese sentido.
“En este maremágnum de violencias cruzadas y frente al rompecabezas de tres procesos simultáneos con grupos, a cuál más dogmáticos y permeados por el narcotráfico, el ELN, cuyo proceso tiene vocación de “locomotora” de la Paz Total, podría convertir la encrucijada en oportunidad, si decide ofrecerle al país lo que a gritos le está pidiendo: ¡señales de paz!
Un piloto regional de cese de hostilidades, es decir, de sus actividades ilícitas en una de sus zonas de influencia, con mecanismos de verificación y con la presencia integral del Estado, que siempre ha faltado para copar los espacios con inversión social, sería una señal de paz para el país”, se lee en uno de los apartes de la nota publicada el pasado 23 de abril.
Destacadas figuras subrayan el rol de Lafaurie en los diálogos
A pesar de estas posiciones que podrían resultar incómodas para muchos sectores del gobierno y la guerrilla, varios actores de la opinión y la cosa pública han sostenido públicamente que la participación del presidente ejecutivo de Fedegán en los diálogos de paz es enriquecedor para los fines que se quieren alcanzar.
Horacio José Serpa, exsenador por el Partido Liberal, fue enfático en afirmar que la presencia del dirigente gremial en el proceso legitima la idea de que en estos escenarios se necita trascender la unanimidad política para tener un panorama más amplio de la realidad nacional.
“[La presencia de Lafaurie en la mesa de diálogos] [e]s positiva. Desde el punto de vista ideológico la participación del doctor Lafaurie garantiza una participación más amplia y que va mucho más allá de las afinidades gubernamentales. Su experiencia y trayectoria son una voz necesaria para hacer del diálogo un espacio constructivo y responsable frente a sectores que históricamente han temido a los procesos de paz”, comentó Serpa.
Opinión similar tiene sobre el particular el exfiscal general, Mario Iguarán Arana, quien ponderó las capacidades de Lafaurie no solo como dirigente gremial, sino también como hombre de diálogo y conocedor de todos los estadios de un proceso de paz. Además, destacó la fidelidad de su pensamiento con los intereses del sector al que representa, pero, sobre todo, del país.
“Siempre será muy difícil conciliar a la perfección el interés de un gremio con los objetivos de una negociación con grupos que han vulnerado a ese gremio. Pero los ganaderos han entendido que explorar la vía del diálogo puede ser una opción más productiva si se reúnen ciertas condiciones específicas. José Félix Lafaurie además de ser un gran líder, es un correligionario del diálogo como mecanismo para la reconciliación. Sin duda si hay alguien que conoce de estos procesos y del País es él. Por lo tanto, no solo los ganaderos, los colombianos en general, debemos confiar en su gestión y saben que no existe posibilidad de ruptura entre sus intereses, los del gremio y los de los colombianos representados por el presidente Petro. Es un líder cohesionador y, también, responsable con su sector”, manifestó Iguarán Arana.
Juan Carlos Vélez, exsenador y expresidente de Fendipetróleo, destacó que la figura de Lafaurie encarna el sentir de varios sectores que se han visto afectados durante más de 50 años por el accionar de la guerrilla.
“Me parece muy acertado poder contar con la presencia del doctor Lafaurie en la mesa de diálogo con el ELN. Representa allí a uno de los sectores más afectados por el accionar de este grupo subversivo, como es el de los ganaderos. Confiamos que mantenga la posición férrea frente al actuar de estos grupos, que lo ha caracterizado durante su vida pública y privada”, opinó Vélez.
Opinión distinta tiene el exsenador por el Centro Democrático José Obdulio Gaviria, para quien la presencia del líder ganadero en ese proceso y miembro de la junta directiva de la colectividad en la que milita, no tiene razón de ser, habida cuenta las pocas muestras de paz que a fecha de hoy ha dado el ELN.
“Ya es tiempo de que corte por lo sano, haga un informe público y se retire de ese contubernio indescifrable ELN – Gobierno Petro. Quedarse hasta el final es repetir la historia ominosa del general Rangel, historia que él mismo narra en su libro. Seguir en esas reuniones oprobiosas es dar pábulo a la idea mamerta de que la guerrilla marxista obra por causas justas y que por lo tanto es inderrotable. El ELN va a ser derrotado, como lo fue en Venezuela, Perú, Bolivia, Chile, Argentina”, apremió Gaviria.
El ELN no tiene voluntad de paz
Al ser consultados por la voluntad de paz del ELN tras los últimos acontecimientos, las declaraciones y comunicados que han emitido, la mayoría de los personajes antes referenciado opinaron que tanto el discurso, como el accionar de este grupo guerrillero distan mucho de lo que se espera de una organización que está sentada buscando la salida negociada a un conflicto armado que lleva más de 70 años.
Sobre este asunto, Horacio Serpa dio a entender que la ‘pataleta’ de Pablo Beltrán es más bien una acción de chantaje que el presidente Petro y su equipo de asesores tiene sortear de la mejor manera, siempre en defensa de los intereses del pueblo colombiano. “No hay voluntad y sus acciones violentas lo confirman cada día más. Lo de hoy es uno de los ejemplos de su falta de voluntad, pero semanalmente el país entero está evidenciando que, cobardemente e hipócritamente, atentan contra las fuerzas militares y contra la población civil mientras en México se adelantan conversaciones. Es inaceptable, el Gobierno no puede ceder frente al ELN”, aseguró.
Por su parte, Juan Carlos Vélez, rechazó de plano la actitud del grupo guerrillero, insinuando que si no se sube completamente al proyecto de paz total del Gustavo Petro sus estructuras armadas e ideológicas quedarán en la historia como uno de las tantas organizaciones narcotraficantes que ha tenido el país en este último tiempo.
“El ELN no tiene otra salida diferente a la del diálogo para poder tener vigencia política. Eso de enfrentar a un gobierno de izquierda, presidido por un exguerrillero, no le queda bien a este grupo guerrillero de orientación marxista-leninista cercano también de tiempo atrás al gobierno cubano. Si no logra concretar un acuerdo terminará disolviéndose o degenerando en un grupo delincuencial aliado al narcotráfico”, apuntó Vélez.
Finalmente, el exfiscal Iguarán fue un poco más conciliador en su opinión al respecto, sin embargo, dejó muy en claro que esta es una oportunidad que el ELN no puede dejar pasar porque difícilmente retornará un escenario políticamente favorable para el desarrollo de negociaciones de ese tipo e insistió en el desgaste que han sufrido a lo largo del tiempo las ideas que dicen defender.
“La guerrilla tiene un agotamiento histórico y ha tenido que soportar muchos enfrentamientos procedentes de grupos armados similares y fuerzas estatales coordinadas. Por esa razón, también le resulta oportuno estudiar alternativas de transformación del conflicto, sobre todo si en el vecindario hay una convergencia de gobiernos con tendencias políticas y diplomáticas de izquierda […] El esquema de negociar mientras la violencia avanza como si no hubiese diálogo alguno parece haberse agotado en Colombia, sobre todo, porque no se sabe nunca qué grado de compromiso con los acuerdos parciales o finales están teniendo y tendrán todas las facciones que componen una agrupación armada”, puntualizó Mario Iguarán.