La estrategia de hacerse la víctima: Petro y sus acusaciones de golpe de Estado

El mandatario de Colombia ha recurrido en varias ocasiones a la narrativa de un supuesto intento de golpe de Estado para desviar la atención de su gestión y lograr la movilización de su base política.

En un escenario político cada vez más difícil para el presidente Gustavo Petro, su estrategia más recurrente para enfrentar las críticas a su gestión ha sido alegar que enfrenta intentos de golpe de Estado.

Esta táctica, que ha sido utilizada en varias ocasiones desde que asumió el cargo en 2022, incluso cuando fue alcalde de Bogotá, ha suscitado debates sobre su autenticidad y sus posibles motivaciones.

Desde el inicio de su mandato, Petro ha experimentado una serie de desafíos, tanto en el ámbito nacional como internacional. En lugar de enfocarse exclusivamente en resolver los problemas que enfrenta su administración, ha recurrido en múltiples ocasiones a la narrativa de ser víctima de una conspiración destinada a desestabilizar su gobierno.

Principales casos

El caso más reciente se presentó ayer en medio de las investigaciones que adelanta el Consejo Nacional Electoral (CNE), por las que el presidente quedó sometido al despojo del fuero integral.

Otro de los momentos más destacados en que Petro utilizó esta narrativa fue en el transcurso de 2023, cuando se enfrentó a una serie de protestas y descontento social. Durante un discurso televisado, el presidente afirmó que había “elementos dentro del gobierno y fuerzas externas” que estaban conspirando para desestabilizar su administración. Estas declaraciones se produjeron en medio de un creciente descontento por la gestión de las políticas sociales y económicas del gobierno.

Asimismo, en septiembre de 2023, durante el debate en el Congreso sobre una polémica reforma tributaria, Petro volvió a hacer referencia a intentos de golpe de Estado. En medio de la controversia, el presidente acusó a la oposición política y a algunos sectores de la prensa de ser parte de una campaña sistemática para desestabilizar su gobierno.

La reforma, que supuestamente buscaba aumentar los impuestos a los sectores más acomodados, generó una amplia resistencia y llevó a Petro a usar la narrativa de la conspiración como un medio para consolidar su base de apoyo.

En mayo de 2024, después de enfrentar una crisis de seguridad con un aumento en la violencia y la actividad de grupos armados ilegales, Petro nuevamente alegó que había intentos de golpe de Estado en curso. En un discurso ante los colombianos, el presidente relacionó la intensificación de los conflictos en varias regiones del país con un presunto complot para desestabilizar su gobierno.

La estrategia de victimización también ha tenido repercusiones en el ámbito internacional. En varias ocasiones, Gustavo Petro ha señalado que las presiones y críticas provenientes de organismos internacionales y gobiernos extranjeros son parte de un plan para derrocarlo.

Este enfoque ha llevado a algunos analistas a cuestionar si el presidente está utilizando estas afirmaciones para desviar la atención de sus problemas internos y delegar la responsabilidad de sus desafíos en fuerzas externas.

El uso constante de esta narrativa ha generado críticas; opositores y analistas han cuestionado la autenticidad de estas acusaciones, sugiriendo que Petro podría estar utilizando estas afirmaciones para evitar rendir cuentas por su gestión. El enfoque en la victimización, argumentan, podría desviar la atención de los problemas reales que enfrenta su administración, como la gestión de la seguridad, la economía y la implementación de reformas clave.

¿Por qué Petro se victimiza?

Una razón importante para usar la narrativa de golpe de Estado es desviar la atención de las críticas y responsabilidades asociadas con su gestión. Al presentar su administración como víctima de una conspiración, Petro puede redirigir el enfoque del debate público sobre su desempeño y los problemas reales de su gobierno, como la gestión económica, la seguridad y las reformas políticas. Esta táctica permite que se minimicen las críticas y se presente una imagen de resistencia ante un supuesto ataque externo.

Además, también puede ser una estrategia para movilizar y consolidar el apoyo de su base política. Al posicionarse como una víctima de fuerzas externas, Petro puede reforzar la idea de que sus seguidores están luchando contra adversarios poderosos que desean desestabilizar al gobierno. Esto puede fortalecer el sentido de unidad y lealtad entre sus simpatizantes, incrementando la movilización y el compromiso con su administración.

Por otro lado, al presentar a la oposición y a sectores críticos como parte de una conspiración para perturbar su gobierno, Petro puede intentar deslegitimar a sus adversarios políticos. Esta táctica puede ser útil para debilitar la posición de la oposición en el debate público y en el ámbito político, al mismo tiempo que se proyecta una imagen de integridad y resistencia ante ataques injustificados.

Finalmente, esta habilidad para desviar la atención puede estar dirigida a reforzar su imagen personal como un líder que enfrenta adversidades con valentía. Al posicionarse como víctima de un complot, puede construir una narrativa de lucha heroica y resistencia frente a desafíos inusuales. Esta imagen puede ser crucial para mantener su figura como un líder decidido y comprometido, en contraste con una administración que podría ser vista como incompetente o ineficaz.