La carne, una superaliada del sistema inmunitario

Un estudio clínico de la Universidad de Graz, en Austria, concluyó que los vegetarianos se enferman con más frecuencia y tienen mayor probabilidad de padecer alergias, asma, diabetes, migrañas, osteoporosis, cardiopatías y trastornos mentales.

Sin carne no hay salud. Así lo demuestran varios estudios en los que se enfatiza que excluir la carne y el pescado de la dieta podría tener un posible impacto negativo en la respuesta inmune, ya que las personas que se someten a una dieta vegetariana tienen menos células utilizadas para defender el cuerpo, lo que resulta en una respuesta de anticuerpos significativamente menor.

Una evaluación de los niveles de inmunoglobulinas séricas en niños vegetarianos y omnívoros mostró que la deficiencia de hierro en el primer grupo de estudio (vegetarianos) puede conducir a una reducción de los niveles de inmunoglobulinas, con defensas inmunitarias más bajas en comparación con los carnívoros.

Y es que la respuesta inmune está ligada no solo al hierro, sino también a la ingesta de energía, zinc, cobre y vitamina B6, todos nutrientes que se encuentran, y en excelente cantidad y biodisponibilidad, en la carne.

Así las cosas, el impacto de los diferentes supuestos de estos nutrientes sobre los niveles de anticuerpos ha registrado diferencias entre vegetarianos y omnívoros, con menores niveles de anticuerpos en niños vegetarianos.

Sin defensas

Este mismo problema lo están padeciendo adultos y ancianos que siguen una dieta sin carne ni pescado y que han registrado un recuento significativamente menor de glóbulos blancos y rojos, con niveles más bajos de neutrófilos, monocitos, eosinófilos, linfocitos y basófilos, todas células involucradas en la respuesta de anticuerpos.

El análisis de la función inmune reveló una menor actividad fagocítica, es decir, una menor capacidad de las células para ingerir y destruir sustancias extrañas como virus y bacterias, con la consiguiente reducción en la posibilidad de defenderse de enfermedades.

“Esto puede deberse a la falta de importantes nutrientes a los que las dietas vegetarianas están más expuestas, como las proteínas, que forman enzimas y anticuerpos: los ‘soldados’ que sirven para defender nuestro cuerpo; pero, también otros micronutrientes que intervienen en la bioquímica básica, reacción del sistema  inmunitario, como el hierro, el calcio, el magnesio, el cobre y el zinc, cuya biodisponibilidad es escasa en las dietas basadas en plantas, pero que son cruciales para apoyar las defensas inmunitarias”, sostuvo Susana Bramante, consultora nutricional y escritora científica.

Vegetarianos enfermizos

Incluso, un estudio clínico de la Universidad de Graz, en Austria, concluyó que los vegetarianos enferman con más frecuencia y tienen una peor calidad de vida que los omnívoros, con mayor probabilidad de padecer alergias, asma, diabetes, migrañas, osteoporosis, cardiopatías, trastornos mentales y alimentarios, tumores, lo que deja claro que no es nada ventajoso renunciar a la carne.

Carne para la vida

La carne tiene excelentes niveles de la mayoría de las vitaminas que fortalecen el sistema inmunitario como la vitamina B1 y la vitamina B12, cuyo déficit provoca una reducción del número de linfocitos, pero también de cromo, un micronutriente que estimula las defensas inmunitarias y genera resistencia a las infecciones.

Susana Bramante enfatizó en que las carnes rojas, como la de res y cerdo, así como el pollo y el pavo, potencian las defensas inmunitarias porque son ricas en vitamina B6.

“Contienen la mitad del requerimiento diario, un eslabón importante en las cadenas inmunitarias bioquímicas básicas y vitales para la formación de glóbulos blancos y rojos nuevos y sanos. Por ejemplo, el caldo pollo ayuda a mejorar los síntomas del resfriado y la gripe, porque disuelve su gelatina y condroitina, una sustancia que se encuentra en los cartílagos y es útil para tratar la artrosis”, explicó Bramante.