Los ataques contra el corazón político y militar del país árabe han dejado al menos tres muertos y 34 heridos en Damasco, agravando la crisis que vive la provincia de Sweida tras semanas de enfrentamientos entre comunidades minoritarias, beduinas y fuerzas gubernamentales.
Israel intensificó en las últimas horas sus ataques aéreos sobre Siria, en un contexto de violencia que ya deja al menos tres muertos y 34 heridos en Damasco, según fuentes oficiales sirias. Los bombardeos, ejecutados entre la noche del 15 y la madrugada del 16 de julio, tuvieron como objetivos el Ministerio de Defensa, el cuartel general del Ejército y áreas próximas al Palacio Presidencial, además de posiciones estratégicas en la provincia de Sweida, al sur del país.
El gobierno israelí justificó la operación como una acción “defensiva” para proteger a la comunidad drusa, minoría religiosa con fuerte presencia en la frontera y que, desde el 13 de julio, enfrenta una ola de enfrentamientos armados contra milicias beduinas y fuerzas gubernamentales sirias.
Los combates en Sweida, agravados tras el secuestro de un comerciante druso, han escalado a una crisis abierta que, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, ya suma al menos 248 fallecidos en la provincia, incluidos civiles, combatientes y niños. La intervención militar israelí se enmarca en una coyuntura de alta inestabilidad tras la caída del régimen de Bashar al-Assad a finales de 2024, hecho que dejó un vacío de poder explotado por diversas facciones y potencias regionales.
El actual gobierno de Damasco, liderado por Ahmed al‑Sharaa, ha respondido a los ataques acusando a Israel de violar la soberanía siria y agravar la crisis humanitaria. A nivel internacional, tanto Estados Unidos como organismos multilaterales han manifestado preocupación por la escalada, instando a un cese de hostilidades y a la protección de la población civil.
Israel, por su parte, ha reiterado que mantendrá su ofensiva mientras perciba amenazas contra los drusos y las fuerzas sirias no se retiren de la frontera sur, analistas internacionales aseguran que esta situación que mantiene en vilo a la región, abre interrogantes sobre el futuro político de Siria, la seguridad de las minorías y el papel de las potencias extranjeras en el tablero de Oriente Medio.
