Lo que inició con una promesa durante campaña electoral, se ha convertido en todo un caos en diversas regiones de Colombia. El dilema para las autoridades no termina.
Para los colombianos sin tierra, los anuncios del Gobierno de Gustavo Petro abrieron una puerta para la invasión de terrenos a lo largo y ancho de la geografía del país. Bajo la premisa, de estar en su derecho, miles de familias se instalaron en fincas y lotes que no son de su prioridad.
Los casos se registran en Cauca, Antioquia, Huila y Cesar, en donde se han presentado manifestaciones y alteraciones del orden público. Una situación que preocupa a las autoridades locales, pero que aún el Gobierno Nacional no ha podido resolver, el Esmad no puede intervenir.
Uno de los casos que más genera intranquilidad, de acuerdo con la Revista Semana, se registra en la vía que, de Neiva, capital del Huila conduce al corregimiento de El Caguán. 500 familias conformadas por niños, adolescentes, madres cabezas de hogar, ancianos y lo que ellos llaman avivatos, es decir, alrededor de 2000 personas invadieron un terreno de aproximadamente 50 hectáreas.
El terreno que está al lado de la carretera completamente pavimentada, ha sido divido en lotes que hoy están numerados y allí se construyeron los cambuches, bajo en un letrero que se divisa en la entrada, “Invasión Gustavo Petro”.
“Tengo dos niños a quienes debo brindar un techo y necesito mi casa propia, yo no tengo trabajo y me vine para acá porque le escuché a la gente que estaban cogiendo lotes y que se estaban metiendo y yo me metí también a guerrearla; yo no me salgo así me echen la Policía”, dice una de las invasoras del predio a la Revista Semana.
La situación que se vive desde hace más de 17 días, ha producido una contienda judicial en la capital del departamento. Las autoridades esperan lograr una negociación y no utilizar nuevamente al Esmad, sin embargo, nada se ha logrado hasta el momento.
“Acá estamos porque el presidente había dicho que los baldíos y las tierras de los narcotraficantes se las iban a dar a los pobres, y yo voté por él, porque él nos prometió una vivienda a nosotros los pobres”, señaló José Lara, uno de los ahora residentes del predio invadido.
Un desafío total en el Cauca
Otro caso se registró recientemente, un grupo de indígenas encapuchados invadieron la hacienda El Chimán, en la vereda Llano de Tabla, zona rural de Guachené en el Cauca. Allí se enfrentaron con las comunidades Afro que durante más de 200 años han estado en la zona, trabajando en los cultivos de caña.
Aunque en la zona había presencia del Esmad, los uniformados no pudieron actuar, porque de acuerdo con las nuevas directrices, solo pueden hacerlo con una orden presidencial.
Estos enfrentamientos se convirtieron como lo relata la Revista Semana, en una guerra civil, choques a mano armada con machetes, atentados a la infraestructura, patrullaje de colectivos indígenas encapuchados que parecen tener entrenamientos y manejo de papas bombas y cohetes. Incluso se han ubicado explosivos en algunas vías estratégicas de las veredas afrodescendientes.
“El detonante de esta situación es la supuesta liberación de la madre tierra por parte de las comunidades indígenas, que manifiestan que esto les pertenece a ellos por ancestralidad, pero se les olvida que nosotros hemos habitado estos terrenos por más de 200 años”, dice uno de los líderes afro de la vereda El Tetillo, jurisdicción de Corinto.
Ante, esta difícil situación, los trabajadores que hacen parte de algunos ingenios han organizado puestos de vigilancia permanentes para impedir que las invasiones avancen. De acuerdo con el informe que se publica en la Revista Semana, desde el 2014 a la fecha los indígenas se han apoderado de más de 3.500 hectáreas privadas solo en el norte del Cauca.
“Permanecemos 24 horas custodiando desde hace un mes. Hemos participado de la mesa de negociación del Gobierno nacional, pero persisten las amenazas. Ellos dicen que seguirán con las invasiones. Hemos tomado la determinación de cuidar la tierra porque hemos visto que año tras año nos han ido acorralando y de esto depende nuestros trabajos”, señala uno de los trabajadores.
Desalentador panorama
A los episodios que sacuden al país en los departamentos de Cauca y Huila, mencionados anteriormente, se suma la situación que se registra en el Cesar en donde en 16 de los 25 municipios que lo conforman, se presentan invasiones que no son de ahora, sino desde hace mucho tiempo; solo que ahora los invasores creen tener argumentos para adueñarse de los terrenos.
Por enumerar un ejemplo, en Pailitas han invadido hasta instituciones educativas, así lo confirmó el alcalde, Carlos Javier Toro. “En estos momentos se están levantando serios problemas sociales relacionados con la invasión y ocupación de fincas, haciendas de propiedad privada, predios públicos, que están trayendo sendas escaladas de violencia”, indicó el mandatario en una misiva enviada al Gobierno Nacional.
Entre tanto, en Antioquia el panorama no mejora. 300 personas invadieron un terreno fiscal en el municipio de Remedios desde el 7 de agosto y aún permanecen en la zona sin que nadie los pueda desalojar.