Mientras en el país asiático capotean la escasez limitando sus efectos económicos; en Colombia, los productores tuvieron que apostarse en las carreteras más de una semana para ser escuchados, achacándole todos sus problemas a la sobreproducción.
Desde el pasado lunes 10 de marzo de 2025, el gobierno japonés ordenó la subasta de sus reservas de arroz, almacenadas para tiempos de emergencia. Esta medida, según algunos medios internacionales, tiene como objetivo frenar la escalada en los precios del cereal, considerado un alimento básico nacional.
Los reportes explican que la meta del Ministerio de Agricultura es distribuir 150.000 toneladas de arroz, buscando que lleguen a las tiendas hacia finales de mes.
La caótica situación se debe a las intensas olas de calor que destruyeron por completo los cultivos. Información oficial certifica que las temperaturas alcanzaron los niveles más altos desde 2023.
Taku Eto, ministro de Agricultura de Japón, informó que es la primera vez que el país toma una decisión de este tipo desde el establecimiento de la reserva obligatoria del grano en 1995.
Asimismo, advirtió que este plan no solo busca limitar los efectos económicos de la escasez del grano, sino también darle tiempo al gobierno para solucionar los problemas relacionados con la producción y la cadena de suministro.
Contraste con Colombia: crisis de sobreproducción
Mientras Japón lucha por erradicar la especulación causada por la escasez, Colombia enfrenta un escenario paradójicamente opuesto debido a la sobreproducción: las cosechas saturaron el mercado nacional, abaratando los costos del grano tanto para los productores como para los consumidores finales.
Durante más de una semana, productores de arroz en Colombia se concentraron en corredores viales estratégicos para presionar acuerdos con el gobierno. Sus demandas incluyen el establecimiento de un precio justo para la carga del grano, la apertura de un fondo de estabilización de precios y políticas públicas para frenar el contrabando.
Aunque en Tolima, Huila y la subregión de La Mojana se levantaron los bloqueos, los productores de Norte de Santander mantienen una protesta indefinida. Estas situaciones opuestas, como han señalado algunos analistas, evidencian la necesidad de políticas agrícolas equilibradas que puedan responder ágilmente a escenarios caóticos como los descritos.