Ministros y directores de entidades hacen parte del listado de funcionarios cuyos familiares también están en el gobierno de “El cambio”. Nepotismo puro y duro.
Lo que tanto criticaba el presidente Petro a sus antecesores se volvió el pan de cada día en el “Gobierno del cambio”. Varios de los funcionarios que hacen parte de su gabinete o dirigen entidades estatales tienen familiares en la nómina oficial.
Este hecho ha generado el rechazo de los colombianos y cuestionan si ese era el cambio que tanto prometieron.
El más reciente caso lo protagonizó el esposo de la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez. Su pareja, el holandés Sjoerd Van Grootheest, un cineasta y antropólogo que fue contratado por el Fondo Colombia en Paz por un valor de $128 millones para promover una estrategia de comunicación sobre la sustitución de tierras.
¿Ese era el cambio que pregonaban?
A este hecho se suman otros casos. Así lo manifestó Néstor Morales, director de Blu Radio. Se trata, por ejemplo, del director del Dapre, Carlos Ramón González. Su esposa, Susana Leal, es directora de empleo del Sena.
Así mismo, la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, tiene uno de sus hijos como contratista del Ministerio de Cultura. También, parece que otro de sus hijos trabaja para el Estado.
A la lista se suma el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla. Su esposa es la directora de la Unidad de Planeación Rural. El ministro de salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, tiene a su esposa, Eugenia Gómez, como superintendente delegada de Salud.
Entre tanto, Mauricio Lizcano, actual ministro TIC, en su momento como secretario del Dapre, tuvo a su esposa como asesora del secretario del Senado.
En redes sociales se aprecian cometarios como: “ellos sí están viviendo sabroso”, “contratos millonarios injustificados”.