El presidente ejecutivo de Fedegán e integrante del equipo negociador del gobierno con el Ejército de Liberación Nacional le reclamó a ese grupo subversivo que si está tan preocupado por la participación de la sociedad en la construcción de democracia, la persistencia en el secuestro es incoherente.
José Félix Lafaurie Rivera le exigió al ELN que debe decirle claramente al país si se compromete a dejar la práctica repudiable del secuestro y dejar los eufemismos. De “esa claridad, ante el país y hoy ante el mundo, depende mucho la continuidad de un proceso que merece mejor final”, indicó en su más reciente columna de opinión.
El dirigente gremial manifestó que el reconocimiento del secuestro del padre del reconocido futbolista Luis Díaz (Lucho Díaz) por parte de ese grupo subversivo fue un desafío a la sociedad y al gobierno, “en medio de unas conversaciones de paz que reciben con ello una verdadera carga de profundidad”.
En la columna de opinión, titulada “El secuestro, delito repudiable”, el alto ejecutivo recordó que la mayor manifestación espontánea en la historia colombiana, no de miles ni de cientos de miles, sino de millones de marchantes en todo el país, fue en febrero de 2008 cuando hubo un rechazó multitudinario hacia las FARC y a una de sus tácticas del terror durante décadas: el secuestro.
https://x.com/jflafaurie/status/1720827364098130036?s=20
Cinismo del ELN
“Sin embargo, con este caso tan visible y con otros anónimos -sobre la mesa del Mecanismo de Monitoreo y Verificación hay 19-, el ELN parece empeñarse, primero, en la amenaza de las abuelas: ‘al que no quiere sopa se le dan dos tazas’, y segundo, en el cinismo del ‘se obedece -léase se firma- pero no se cumple’, y entonces recuerdo la insistencia de Pablo Beltrán en que si ellos firmaban algo era para cumplirlo”, agregó.
Indicó que este caso le echó sal a la herida de un delito que tanto dolor ha causado y que, según cifras oficiales, ha aumentado un 70 %. También reflexionó sobre a los diálogos de paz:
– Primero: no hay duda en que el Acuerdo de cese al fuego, al acoger expresamente el Derecho Internacional Humanitario como referente, proscribió el secuestro, contemplado por el DIH como delito de guerra y de lesa humanidad. El día mismo de la firma, confronté públicamente a Pablo Beltrán con este argumento, cuando pretendía justificar las “retenciones” como necesaria fuente de financiamiento.
Segundo: El comunicado del Gobierno, a través del jefe de su delegación, Otty Patiño, no solo es contundente, sino que expresa la posición de los miembros de la delegación y del propio presidente.
Tercero: Si la preocupación central del ELN, acogida por la mesa de diálogos, es la participación de la sociedad en la construcción de democracia, la persistencia en el secuestro es incoherente, pues, como lo he reiterado, una sociedad bajo el temor del secuestro y también de la extorsión, nunca participará libremente.
Cuarto: el reconocimiento del secuestro del señor Díaz y el compromiso de liberarlo sano y salvo, aunque tranquilizan a la familia y al país, no son suficientes. ¿Y los demás? Si el ELN hace parte del Mecanismo de Verificación, con el Gobierno, la Iglesia Católica y la ONU, debería empezar por confirmar o negar su autoría sobre los casos pendientes; es lo mínimo, pues, de lo contrario, estaría obstruyendo deliberadamente el proceso. La ONU, como vocera del Mecanismo, los demás miembros y la sociedad toda, deberían unirse para exigir esa declaración y el compromiso de abandonar la práctica del secuestro.
Y concluyó: si el ELN aún no tiene claro su compromiso frente al secuestro, derivado del Acuerdo de cese al fuego, este deberá ser punto inicial y obligado del próximo ciclo, pues de esa claridad, ante el país y hoy ante el mundo, depende mucho la continuidad de un proceso que merece mejor final.
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