Por: Jesús Mora Diaz
La protesta pacífica, argumentada y que no enajene los derechos del prójimo, me parece una herramienta fundamental con la cual el sentir popular ó una colectividad se puede hacer sentir.
Las múltiples protestas que se desarrollaron el año pasado, las cuales fueron denominadas paro nacional y pretendían mostrar el inconformismo de la ciudadanía, frente a una reforma tributaria que había presentado el gobierno Duque, hasta allí todo muy bien.
El derecho a la protesta en ese caso era fundamentado, pero luego este propósito fue tergiversado, el panorama que predenomiaba en las calles estaba cubierto por actos vandalismo, saqueos e inclusive tortura y asesinatos a integrantes de la fuerza pública.
El sentir ciudadano migro y lo que quedó fue el proceder de una piara de criminales, que cometieron cualquier cantidad de vejaciones. La mayoría de estos delincuentes fueron puestos detrás de las rejas, como corresponde.
No entiendo entonces el deseo vehemente del presidente Gustavo Petro en que estos vándalos estén libres. Después que representaron la criminalidad, ahora llegue este gobierno a darles un premio por su barbarie, anunciando con bombos el nombramiento como «gestores de paz».
¿Será más bien que Petro quiere pagarles el favor a los muchachos de la primera línea?. El mal llamado paro nacional, no fue más que una toma guerrillera e impulsor de la campaña presidencial.
Ahora Petro pretende liberar a estos criminales para que pasen navidad con sus familias, primero que paguen por todos sus actos, pues la justicia no puede ser selectiva ó estar a disposición del jefe de estado.