Unicef advierte un aumento superior al 60 % en el uso de niños, niñas y adolescentes por parte de grupos armados ilegales. La mitad de las víctimas pertenece a comunidades indígenas y afrocolombianas.
El reclutamiento de menores por parte de grupos armados ilegales en Colombia está alcanzando niveles alarmantes. Así lo señaló Julien Hayois, especialista de protección de Unicef, al presentar el más reciente informe del secretario general de la ONU sobre niñez y conflictos armados.
Según Hayois, los registros muestran que la edad de las víctimas es cada vez más baja. Si bien la mayoría de los casos confirmados corresponde a adolescentes de 14 y 15 años, también se han identificado reclutamientos de menores aún más pequeños, así como de jóvenes de hasta 17 años. Para Unicef, se trata de edades en las que los niños no han desarrollado la madurez física ni emocional necesaria para enfrentar los riesgos a los que son sometidos.
Aumento sostenido y afectación a poblaciones étnicas
Las cifras presentadas por Naciones Unidas son contundentes: durante 2024 se verificaron 453 menores reclutados, lo que representa un incremento superior al 60 % frente al año anterior. Pero más preocupante aún es la tendencia hacia edades cada vez más tempranas.
La mitad de las víctimas identificadas proviene de comunidades indígenas y afrocolombianas, lo que evidencia una afectación desproporcionada sobre poblaciones históricamente vulnerables. Además, la mayoría de los reclutamientos ocurre en zonas rurales donde la presencia estatal es limitada y las oportunidades educativas y económicas son escasas.
De acuerdo con Hayois, esa falta de opciones es aprovechada por los grupos armados, que recurren tanto a engaños como a la fuerza para sumar menores a sus filas.
Tareas de guerra y violencia de género
Los adolescentes reclutados, entre los 12 y 17 años, son obligados a realizar actividades de combate, vigilancia, mensajería y apoyo logístico. En el caso de las niñas, que representan cerca de una tercera parte de los casos, la situación es aún más grave: Unicef ha documentado hechos de violencia sexual, explotación reproductiva y otros abusos de género dentro de estos grupos.
El informe también revela que algunos menores no habían terminado la primaria al momento de ser reclutados. Varios han sido encontrados heridos, mutilados o muertos en medio de enfrentamientos o por la manipulación de explosivos.
Traslados que borran el rastro
Unicef advierte que muchos niños son llevados a otros departamentos después de ser reclutados. Este desplazamiento forzoso, que a veces los aleja cientos de kilómetros de sus hogares, dificulta su identificación y la posibilidad de restablecer sus derechos. Además, profundiza el daño emocional al separarlos de sus familias y redes de apoyo.
Hayois fue enfático en su llamado: “El reclutamiento destroza vidas y perpetúa la violencia. Si Colombia aspira a construir una paz real, este fenómeno debe detenerse cuanto antes”.



