Los asistentes al conversatorio quedaron bastante desencantados con el presidente, pues, para muchos, su discurso no dejó de ser una consigna populista sin respaldo científico ni académico.
En su más reciente columna, el profesor de la Universidad de Stanford, Javier Mejía Cubillos, se refirió al papelón que allí hizo el presidente, Gustavo Petro, quien fue invitado para compartir en varios escenarios sus impresiones sobre el cambio climático, un tema en que se ha mostrado bastante activo en el concierto internacional y que le valió recientemente el reconocimiento de la prestigiosa Revista Times como uno de los más influyentes mandatarios a nivel mundial sobre el asunto.
Mejía Cubillos explicó que el Jefe de Estado fue invitado a un foro llamado: A Conversation with Colombian President Gustavo Petro y que dada la apretada agenda de su gira por Estados Unidos, se desarrolló en dos escenarios, “uno abierto al público en un gran auditorio, y una reunión a puerta cerrada con algo más de una decena de estudiantes y profesores en una pequeña sala”.
Los discursos de Petro en el COP 27 y el Foro Económico Mundial, orientados a la descarbonización de la economía y la lucha contra el cambio climático, habían despertado el interés de profesores y alumnos, tanto así, que compartiría escenario con el Presidente, Alberto Díaz-Cayeros, director del Centro de Estudios Latinoamericanos y gran experto en la historia y política de la región, pero el evento nos e desarrollo según lo planeado y esperado por los asistentes.
“En vez de sentarse a hablar con Alberto en la mitad del escenario, se paró en el podio y dio un grandilocuente discurso teórico en el que describía las causas sociales y económicas del cambio climático. Y aunque este es un tema de la mayor importancia e interés en esta universidad, el contenido del discurso del presidente ofreció muy poco valor. Uno de mis estudiantes lo resumió elocuentemente en nuestra última clase: ‘Todo fue muy confuso. Solo sé que no oí nada cierto que no fuera obvio’”, se lee en uno de los apartes de la columna publicada en El Colombiano.
Decepción entre los asistentes
Además del desplante de Petro a Alberto Díaz-Cayeros y la profunda decepción que provocó entre los asistentes, el profesor Mejía Cubillos aseguró que lo dicho allí, fue sin más un monólogo sin sentido y cargado de elementos discursivos bastante populistas sin ningún peso académico.
“Fue un discurso tremendamente básico en el que, de forma no muy coherente, el presidente mezcló infinidad de conceptos teóricos y referencias históricas que no parecía dominar muy bien para llegar a los argumentos más superficiales de la crítica tradicional que describe al capitalismo como el potencial destructor de la humanidad a través de su contribución al cambio climático. Cientos de argumentos más rigurosos de la misma crítica se han esbozado por décadas en la opinión pública, y la frontera del conocimiento, tanto en las ciencias ambientales como en las sociales, los ha absorbido hace mucho tiempo”, aseguró Javier Mejía.
La desatención a las reglas del evento: la negativa de Petro a conversar con el otro invitado aunado al irrespeto del tiempo, provocó que el auditorio se fuera poco a poco quedando solo, desaprovechando así la oportunidad brindada para consolidar un discurso necesario hoy día, pero del que el presidente colombiano parece tener poca idea.
“Yo encontré esto tremendamente lastimoso, porque el presidente Petro sí tenía muchas cosas interesantes e importantes que contarle a esta audiencia. Pocas personas en el mundo conocen tan bien los detalles prácticos de la política latinoamericana como él. Además, tiene décadas de experiencia en todos los frentes del quehacer político en la región y sus conexiones con movimientos políticos allí son incomparables. Esto seguramente ha venido con infinidad de lecciones de mucho valor para quienes fuimos a verlo el martes. Incomprensiblemente, en su hora y media de discurso el presidente no mencionó a Colombia una sola vez y a Latinoamérica solo un par de veces y de forma tangencial”, dice la nota.
Como si eso fuera poco, los asistentes no pudieron en realidad conocer los mecanismos que utilizará ‘el Gobierno del cambio’ para mejorar la situación de Colombia en ese sentido y después de escuchar al presidente quedaron con la sensación que no pasa de ser un charlatán populista.
“¿Pero por qué fue tan poco asertivo planeando su participación en el evento? ¿Qué le hizo pensar que con lo que parece ser un conocimiento no muy profundo de la investigación en economía y ciencias ambientales, podía proponer una reflexión teórica sobre cambio climático a una comunidad bien educada en el tema? ¿Por qué pensó que su conocimiento teórico era más útil que su conocimiento práctico? ¿Por qué no priorizó hablar de Colombia, considerando que fue invitado como presidente de ese país?”, cuestionó Mejía Cubillos.
Prefiere a los aduladores
Más adelante, el profesor de Stanford ofrece algunas ideas de lo que parece ser el funcionamiento de los asesores y amigos de Petro, quienes a su juicio prefieren validar todo lo que de su boca sale por temor a ser catalogados como traidores o para mantener sus posiciones de poder en el Gobierno, como ocurre, por ejemplo, con la ministra de Minas y Energía.
“Presumo que existen muchos elementos que responden estas preguntas. Quisiera, sin embargo, hablarles del que despertó mi curiosidad luego de asistir a la reunión cerrada con el presidente. Él parece tener pocas oportunidades para interactuar de forma cercana con personas que disientan con él. Los filtros de seguridad y protocolo hacen bastante difícil llegar a la misma habitación donde está. Ya allí, él se encuentra rodeado por una comitiva que luce, como uno esperaría, absolutamente complaciente hacia él. Y aquellos ajenos al círculo del presidente están estructurados en un ambiente donde la prioridad es que ellos escuchen las opiniones de él, más que cuestionen o retroalimenten su visión”, expuso Javier Mejía.
Finalmente, asegura que las buenas intenciones no pueden hacerse realidad ni impactar positivamente la vida de las personas si no están respaldadas por conceptos científicos y técnico verdaderos. “El presidente parece ser una persona bien intencionada que quiere mejorar la vida de la gente. Pocas cosas podrán ser más útiles para que logre ese objetivo que rodearse de personas que alimenten críticamente su visión del mundo y que recanalicen su atención a los problemas y retos que enfrenta Colombia”, concluye el columnista.
Puede leer la columna en este enlace: https://bit.ly/3NlREly