Los factores negativos que impidieron tener mejores resultados el año anterior, aún persisten y las dinámicas del Gobierno Nacional no dan certezas de querer incidir en su mejoría. No son esperanzadores los tiempos venideros para el sector industrial del país.
Hace pocos días, la Asociación Nacional de Industriales (Andi), presentó ante la opinión pública su acostumbrado informe de perspectivas, documento que contiene el análisis de la actividad económica y empresarial del año 2023 y las proyecciones para este 2024 que recién inicia.
Arranca el texto haciendo mención de los muchos factores que influyeron en los bajos resultados de la economía colombiana en términos de crecimiento, muchos de esos ‘elementos’ fueron parte de la argumentación utilizada por la calificadora de riesgo S&P Global Ratings para emitir recientemente una opinión negativa en torno al país, a pesar de mantener la categoría BB+.
“El entorno macroeconómico evidenció un grave enfriamiento en la demanda, incertidumbre, baja inversión, volatilidad en los mercados y se agudizó la inseguridad. Se suma un entorno internacional con turbulencias geopolíticas y geoeconómicas. En 2022 la invasión de Rusia a Ucrania, desestabilizó la economía por las disrupciones causadas en las cadenas globales de valor. En 2023 se escaló el conflicto entre Israel y Hamás poniendo en jaque la “estabilidad” diplomática de naciones de occidente con el mundo árabe”, se lee en uno de los apartes del documento.
Camino al desbarrancadero
Para el caso concreto de Colombia, explican los industriales, se han encontrado dinámicas que aunque distintas, afectan por igual a todos los actores del ciclo económico. Recientes mediciones de opinión han evidenciado que a los colombianos de a pie les preocupa la creciente inseguridad, la cual se manifiesta en el día a día a través de robos, hurtos, secuestros, extorsiones y bloqueos ilegales de carreteras.
Los empresarios, por su parte, tienen que lidiar a diario con la piratería terrestre, el microtráfico, las extorsiones, los bloqueos y manifestaciones que retrasan y algunos casos impiden por días y hasta semanas la libre circulación de mercancías. “Este panorama se traduce en una alta incertidumbre que ha impactado la actividad económica, las decisiones de inversión e incluso, las decisiones de gasto de los hogares”, dice el estudio a ese respecto.
Otro de los factores que influye en la disminución de las proyecciones económicas, son las políticas públicas implementadas por el Gobierno Nacional, el cual no ha mostrado real voluntad política para armonizar su agenda con la del sector productivo privado y los inversionistas extranjeros.
“La actividad económica del país durante 2023 presentó grandes retos para generar un crecimiento alto y sostenido. En efecto, en los dos primeros trimestres del año se registraron crecimientos de apenas del 3,0 % y 0,4 % respectivamente. La desaceleración se puso en manifiesto con el decrecimiento observado en el tercer trimestre del año, al presentarse una variación anual del -0,3 %, la primera caída del PIB registrada en los últimos 10 años sin considerar la pandemia”, precisa el texto en otro de sus apartes.
Tiene espacio el informe para explicar el impacto real en la economía de los hogares el fenómeno inflacionario que vivió el país durante el año 2023 y que a inicios de este 2024, aunque con tendencia a la baja, se mantiene en niveles presentados a finales de los años 90.
“El gasto de consumo final, que incluye el consumo de los hogares y del gobierno, fueron los impulsores del crecimiento económico durante 2021 y 2022. Ahora su dinámica cayó, y en el acumulado del 2023 se encuentra creciendo a una tasa del 1,4 %. […] Entre los diversos determinantes de este comportamiento se observa menor confianza de los hogares, adicional a una restricción de ingresos por una inflación en niveles históricos, con aumentos en los precios de alimentos y del transporte vía el incremento de combustibles. También, las altas tasas de interés para acceder a créditos”, expone el texto.
No hay voluntad política
También, propone las que a través de las mediciones han identificado como una suerte de barreras que impiden al sector empresarial avanzar hacia la consolidación efectiva de un sistema real de libre mercado, a saber, algunas fallas estructurales que imposibilitan el funcionamiento de actividades económicas básicas, pero determinantes para cumplir ese cometido.
“Los principales obstáculos que han enfrentado los empresarios en el desarrollo de su actividad productiva son en su orden los siguientes: la falta de demanda ocupando el primer lugar, seguido del costo y suministro de materia prima, la volatilidad del tipo de cambio, infraestructura y costos logísticos, incertidumbre por las reformas, los altos costos financieros, la inflación, así como alta competencia en el mercado, baja rentabilidad, incertidumbre económica, dificultad en la consecución de mano de obra e inseguridad”, anuncian los empresarios.
Finalmente, sobre este asunto, señalaron que para el año en curso sus expectativas son más bien negativas, teniendo en cuenta la actitud desafiante y poco conciliadora mostrada por el presidente Gustavo Petro y varios de los ministros de su gabinete hacia el sector empresarial. “Este análisis de la situación actual nos arroja un