Más de 50.000 empleos directos e indirectos generan los cultivadores de caña en la región. Hoy claman justicia y garantías. El próximo lunes se reunirán con la Fiscalía General de la Nación.
La incertidumbre y el miedo regresó al municipio de Padilla en el Cauca tras el asesinato de dos trabajadores durante un enfrentamiento con un grupo de indígenas. Los cultivadores de caña hacen un llamado para que el país ponga sus ojos en esta región.
“Llevábamos un poco más de 90 días sin hostigamientos, con la celebración de un pacto de no agresión. El lunes pasado ocurrieron estos lamentables hechos y los colaboradores, sus familias y las comunidades tienen miedo”, comentó Claudia Calero, presidenta de la Asociación de Cultivadores de Caña.
Este renglón productivo genera más de 50.000 empleos directos e indirectos y contribuye en la dinámica económica regional y nacional, razones para clamar garantías para que regrese la paz.
“Es necesario que a esa región te retornen las garantías del derecho a la vida, el derecho al trabajo y, por supuesto, a la libre movilización”, comentó Calero.
Cesar las hostilidades
Un sentido llamado que hace el gremio al Gobierno Nacional y las instituciones a lograr la paz, que es necesaria no solo para los colaboradores de la agroindustria, sino todos los habitantes que están en la zona.
“Es necesario que cesen las hostilidades, que se den garantías para la vida, para el trabajo, para la libre empresa y la libre movilización. Es necesario que el Gobierno Nacional aplique sus ojos a esta región y pueda retornar la paz que todos necesitamos”, dijo la presidenta de Asocaña.
La alta ejecutiva indicó que el próximo lunes, se reunirán con la Fiscalía General de la Nación. “Estas acciones que se presentaron son objeto de investigación, es necesario que se esclarezcan los hechos, se judicialice a las personas responsables del asunto y que a esta región retorne la paz “agregó.
Hechos
El ataque se registró en la hacienda Ucrania donde un grupo de indígenas de una comunidad Páez invadió el predio e intentó destruir los cultivos de caña, quemaron las motocicletas de los trabajadores, quienes al tratar de impedir la incursión fueron atacados con armas de fuego.
Los hechos dejaron dos trabajadores del Ingenio del Cauca asesinados, dos personas heridas y uno más fue secuestrado, que fue entregado horas después a una comisión de derechos humanos.