Los gremios han informado que los violentos incidentes han dado al traste con 3500 empleos y dejado pérdidas por más de 100.000 millones de pesos. Algunos de los pequeños propietarios no han recibido desde el mes de enero un solo peso de sus otrora rentables tierras.
Desde el pasado mes de febrero se han venido denunciando en distintos medios de comunicación y redes sociales las sistemáticas invasiones de comunidades indígenas a pequeñas haciendas agropecuarias. La periodista Salud Hernández-Mora informó de la gravedad del asunto el 20 de febrero de este año en la Revista Semana. De acuerdo con el reportaje, la toma violenta de las propiedades no era contra grandes terratenientes, sino un asunto indiscriminado e ilegal.
La descripción de la nota en el canal de Youtube donde está colgado el material periodístico puede dar luces de la compleja situación que se ha ido agravando con los meses: “Los afros se levantan contra los indígenas que invaden tierras. Los Nasa les gritan: Ustedes están buenos para picarlos y sacar betún”.
Uno de los representantes de los trabajadores que intervino en el pasado Consejo de Seguridad presidido por el gobernador del Cauca, Elías Larrahondo Carabalí, describió la forma cómo los indígenas irrumpen en las parcelas. “A la casa nos llegaron. Cogieron las casas a piedras como hicieron en Llano de Tabla, tirándonos piedras, nos tiraban papas bombas. Hasta donde teníamos la olla comunitaria llegaron los artefactos, a escasos 20 metros de las casa”, narró uno de los trabajadores que participa en los bloques y marchas pacíficas, afectado por la caótica situación.
Esta versión fue confirmada por la representante de los ingenios azucareros, quien además informó que la arremetida indígena contra las propiedades parece haberse salido de control, pues se han reportado en medio de las confrontaciones trabajadores heridos, asesinados y secuestrados.
En el desarrollo del Consejo de Seguridad se detalló también el mecanismo utilizado por las organizaciones indígenas para sacar a los trabajadores y quedarse con los terrenos; la fecha de terminación de las acciones violentas; la meta de predios a invadir y desvirtuó la versión de las presiones ejecutadas por los ingenios para propiciar los bloqueos y defensa del territorio. “La industria cañera en el espacio en que está, a ninguno de nosotros nos han puesto un arma en la cabeza para sacarnos del territorio como lo está haciendo el CRIC. Se disfrazan de campesinos los del CRIC y ayer nos manifestaron que del 20 de julio al 7 de agosto tenían como meta tomarse nueve haciendas en todo este territorio nuestro”, dijo uno de los corteros que hizo uso de la palabra.
Martha Betancourt, directora ejecutiva de Procaña, gremio que aglutina a los productores de caña fue enfática en que las afectaciones repercuten en la economía y sustento de pequeños y medianos productores, contrario a las versiones difundidas por personajes como Feliciano Valencia, quien ha reconocido y justificado las invasiones en distintos escenarios. La ejecutiva sostuvo en entrevista con RCN Mundo que “de 3300 predios que están cultivados en caña de azúcar, 736 tienen menos de 10 hectáreas. Hay 400 predios entre 11 y 20 hectáreas y entre 21 y 40 hectáreas, hay 630 predios. Eso significa que el 65 % de los predios tiene menos de 60 hectáreas, el 90 % de esos pequeños productores que tienen menos de 10 hectáreas están en el norte del Cauca”.
Como si todas acciones violentas para tomarse las tierras fueran poco, se ventilaron en la reunión con autoridades administrativas y de Policía, la indiferencia de las comunidades indígenas al diálogo y el terror que les produce a los agricultores reclamar las tierras que les han pertenecido por más de 100 años.
“Nos sacaron de ahí, no hemos podido hablar con ellos. Entonces, estamos perdiendo el terruño que mi papá nos dejó desde hace 75 años y eso era un predio antiguo de la familia Benalcázar, desde 1915 tenemos nosotros eso. Los tales campesinos sin tierra cuando llega la alcaldesa y el inspector de Policía para solucionar el asunto, resulta que prácticamente no los dejaron pasar de la puerta. Hoy día, dicen que no hay nadie, que le han echado candado a la puerta y no nos atrevemos a ir por allá porque es peligroso para nosotros que somos Ingenieros Agrónomos dos hermanos”, narró el impotente propietario.
Otro de los representantes de los trabajadores que intervino, advirtió que las invasiones eran un proceso planeado que tenía fecha de finalización y objetivos a cumplir. “El mensaje que nos dejaron el lunes primero de agosto es que esas tierras que están de la pavimentada hacia abajo se la tomaban toda antes del 7 de agosto. Y los trabajadores nos apostamos ahí para impedir el avance de ellos”, recalcó con preocupación, pues, esperan que los confrontamientos se agudicen.
Videos que circulan en redes sociales muestran que los indígenas invaden las fincas y proceden a destruir todo a su paso, afectando los ingresos de los pequeños propietarios. Uno de los afectados con las invasiones dijo lo siguiente: “Llegaron a acabar con toda la caña de toda la finca que tenemos un contrato con el Ingenio Castilla. Son un grupo de familias de al menos 20 propietarios, de los cuales cuatro son muy ancianas y viven única y exclusivamente de lo que producen sus tierras. Desde enero no hemos vuelto a tener ingresos de esas tierras”.
Finalmente, es importante destacar que las pérdidas que dejan las últimas tres semanas son millonarias, no son exclusivas del sector azucarero y podrían seguir creciendo si no se llega pronto a una solución pacífica y concertada.
“Hay otras afectaciones en cultivos de piña, café, piscicultura, porcicultura, avicultura.Los empleos que se han perdido en la agroindustria de la caña de azúcar son 3500 a la fecha,obviamente con posibilidades de aumentar porque se han incrementado las áreas en estos 20 días y las pérdidas acumuladas registran más de 100.000 millones de pesos”, puntualizó la directora ejecutiva de Procaña, Martha Betancourt.