“Competitividad de silvopastoriles en ganaderías del trópico alto ha sido plenamente comprobada”: Manuel Gómez de Fedegán

Según el gremio existen cerca de 20 especies que son aprovechables, una de ellas el Tilo que, asociado a gramíneas leguminosas rastreras y árboles, registra una productividad muy competitiva que puede superar los 45.000 kilos de materia seca   por hectárea al año.

Al confirmar que es posible hacer ganadería basada en esquemas silvopastoriles en el trópico alto -Cundinamarca o el Altiplano Cundiboyacense- para mejorar la competitividad, cuya inversión sería de $7 millones por hectárea, y que existen recursos crediticios con tasas preferenciales para hacerlo a través de Finagro, Fedegán, anunció que ha logrado vincular a esquemas sostenibles más de 320.000 hectáreas en Colombia y, que incluso, ya existe un mercado de carbono en el que se puede comercializar la adicionalidad de las capturas de Co2 en el país.

Así lo manifestó Manuel Gómez Vivas, director de sostenibilidad de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, en una conferencia virtual realizada a productores y agremiados de Asoganaderos sobre “El modelo silvopastoril en la competitividad del hato lechero en el trópico alto”.

Entre otros motivos por los que vale la pena invertir en el establecimiento de sistemas silvopastoriles -intensivos por ramoneo y no intensivos- en el trópico alto, señaló que el silvopastoreo aplica soluciones basadas en la naturaleza que permiten arropar los suelos de forrajes de alta calidad, crear sombra con la copa de los árboles -que incluso ofrecen protección contra vientos y heladas- cuidar el ambiente y las áreas de conservación y de restauración, proteger cuencas hídricas, humedales y generar adecuaciones para incorporar acueductos ganaderos.

También por la alta productividad resaltada de diversos arbustos, entre ellos el Tilo, que asociado a gramíneas leguminosas rastreras y árboles, registra una productividad muy competitiva que puede superar los 45.000 kilos de materia seca por hectárea al año en arreglos de bancos forrajeros.

20 variedades óptimas

Destacó varias especies que son aprovechables incluso en zonas hasta de 2000 y 3000 metros. “Son casi 20 variedades con calidad comprobada: Acacia japonesa, Aliso, Grado o Sangregado, Eucalipto, Urapan, Laurel, Pino Romero, Roble, Sauce, Sauce Llorón, Siete Cueros, Chicalá, Calixtemo, Holly Liso, Holly Espinoso, Tobo o Tivar, Cedro de Altura, Sachafruto, también llamado Balú y el Tilo.

Este último -El Tilo- es especial para arreglos con setos forrajeros, gramíneas y leguminosas que se encuentran en el trópico como los cocuyos, diferentes variedades de raygras, el trébol blanco, trébol rojo, el azul orchoro, la alfalfa y la vicia.

“Tener división de potreros, hacer franjas con cinta para que los bovinos consuman forraje en el momento óptimo de biomasa y con buena fotosíntesis y clorofila, permite producir menos metano porque hay una cantidad inferior de bacterias metanogénicas, Además, se premian las bacterias que se encargan de hacer el proceso metabólico para producir más carne y leche”, explicó.

Utilidad diaria por vaca

Invitó a los productores a calcular la utilidad diaria de la vaca. “Conocer el margen en pesos por litro de leche. Si el precio al productor lo pagan a $1900 el litro, pero el ganadero lo genera a $1700 queda con un margen de $200 por litro”, agregó.

Ese margen se multiplica por los litros de leche promedio de la vacada que está en ordeño. En el trópico alto podría producir 24 litros y el promedio de las vacas es de 20 litros, entonces se multiplica por el margen y da como resultado que cada hembra aporta una utilidad de $4800 al día. Existen casos de utilidades superiores que llegan a los $7000 por vaca al día, pero también, los hay inferiores de $800 lo que refleja una notable y preocupante dispersión”, advirtió.

Recomendó aplicar la fórmula para determinar con mejor oportunidad los costos, comparar los indicadores y verificar qué tan rentable es la actividad en su hato.

Lineamientos de siembra

Describió la siembra del Sambucus Tilo, originario de Los Andes, que se encuentra entre Costa Rica y Argentina, a entre los 2000 y 3000 metros y, en Colombia, se asocia perfectamente a los silvopastoriles de trópico alto.

“Se siembra en forma directa o por estaca. Al sembrarlo en bolsas, se hace un proceso con un murcilago -le coloco sábila en el agua-. Hago un corte en vicel y los dejo allí un día para luego hacer la siembra en bolsas. A los 6 meses se trasplanta y es vital el perfecto ahoyado y compactación para no dejar espacios a nivel del suelo que pueda llenarse de agua y causar problemas en el desarrollo. Fundamental realizar podas de formación y proceso de fertilización que permita Tilos resistentes y con gran germinación”, aconsejó.

Otro estilo de silvopastoreo es el franjeo: 4 franjas de árboles cada 21 metros, bloques de 2600 arbustos y 200 árboles en total. En cada franja hay 4 líneas de Tilo, se siembran a 3 bolillo a 60 centímetros entre plantas y a 1 metro entre líneas y Alisos sembrados a unos dos metros entre plantas.

Hay también arreglos de mayor densidad de 6 líneas de Tilo, franjas de árboles cada 42 metros, 2000 arbustos y 200 árboles en total.

Utiliza energías alternativas como la solar y eólica para mover el agua por bombas, manejar cerca eléctrica y el enfriamiento de la leche.

“Es fundamental fomentar el conocimiento en el predio mediante los registros de información y trabajar la planeación previa participativa con enfoque de paisaje en el cual el hilo conductor es el agua y la asociación de los predios con las cuencas”, señaló.

Sello ambiental

Mencionó el Sello Ambiental Colombiano propiedad del Ministerio de ambiente y Desarrollo Sostenible creado para impulsar en la ganadería las mejores prácticas y la conservación de bosques, paramos, cuencas hídricas, corredores de conectividad y la preservación de la biodiversidad.

Su objeto es fortalecer la gestión ambiental y, sobre todo, usar eficientemente los recursos naturales renovables y con ellos proteger la salud y el medio ambiente con un enfoque productivo.

Logros de sostenibilidad

Fedegán ha logrado la transición de esquemas tradicionales a sostenibles de 320.000 hectáreas y, asimismo, que 44.000 hectáreas se convirtieran a sistemas silvopastoriles intensivos y que 34.000 has se encuentren en conservación y/o restauración.

Al mismo tiempo ha sensibilizado y empoderado en el manejo sostenible de la ganadería a 48.000 productores de esta rama de la economía nacional.

En su gestión merece gran mérito la captura de 1,9 millones de CO2 equivalente y su prospectiva es multiplicar esta cifra de manera ininterrumpida.

Mercados de carbono

Concluyó con el tema de mercado de carbono que pagan el buen uso del suelo y la adicionalidad obtenida. Las empresas dedicadas a este comercio establecen una línea base y con las acciones de sistemas silvopastoriles -forrajes, arbustos, árboles- miden por vía satelital y determinan la adicionalidad de captura de carbono.

“Una tonelada de CO2 equivale a un crédito de carbono y se transa con diferentes precios variables dentro de un mercado voluntario o también se encuentra el mercado regulado”, puntualizó.