José Félix Lafaurie Rivera, presidente ejecutivo de Fedegán y negociador de paz con el ELN, sostuvo que al final del ciclo de conversaciones en México ya hay una agenda lista para iniciar los temas sustantivos. El primer punto es: “La participación de la sociedad en la construcción de la paz”.
La participación de la sociedad en la construcción de la paz es el primer punto de la agenda que lograron acotar el equipo negociador del Gobierno y el ELN en el más reciente ciclo de negociaciones que finalizó la semana pasada en México.
Así lo expresó en su más reciente columna de opinión José Félix Lafaurie Rivera, presidente ejecutivo de Fedegán y negociador de paz con el Ejército de Liberación Nacional, quien agregó que esta segunda etapa no estuvo exenta de debates a veces circulares, “pero estamos allí, precisamente, para intentar ‘encontrarnos’ y encontrar también salidas en lo ‘fundamental’”.
El alto ejecutivo agregó que los diálogos tienen el propósito de buscar ese Acuerdo Nacional que fue razón de vida para Álvaro Gómez Hurtado y sigue siendo una urgencia nacional.
La participación no es un tema de poca monta
En su escrito semanal, que se publicado por medios de comunicación de todo el país, destaca el punto uno de la agenda, “La participación de la sociedad en la construcción de la paz”. Expresa que “entre más pienso y repienso el tema, entiendo que no es de poca monta y que, por el contrario, involucra la concepción misma de nuestra democracia”.
A renglón seguido se pregunta si la verdadera paz, no la del cese de la violencia apenas, sino la del bienestar para todos es también responsabilidad de todos, ¿cómo alcanzarla en medio de la indiferencia ciudadana, de la ausencia de cultura de participación?
Y responde que los colombianos “perdimos esa cultura como resultado de décadas de violencia y de la degradación del talante moral del país por el narcotráfico y la corrupción política. Perdimos la cultura de participar, hasta en algo tan esencial como la paz, porque desconfiamos de los resultados de hacerlo. Perdimos la esperanza de la paz, porque ninguna de las generaciones vivas en Colombia la ha conocido siquiera”.
Democracia, limitada al ejercicio del sufragio
Lafaurie Rivera considera que el problema no es la falta de mecanismos de participación, que los hay muchos en la Constitución del 91, hasta para el uso y el abuso en muchos casos. “El problema es la ausencia de esa cultura de participación, reemplazada por la del ‘todo vale’, que tiende a limitar la democracia al ejercicio del sufragio —Yo voto y me desentiendo—, mecanismo de participación por excelencia, pero tan desprestigiado que hasta mercancía se ha vuelto, mediante el cual, sin embargo, le otorgamos poder a un tercero para que gobierne o legisle en nuestro nombre, porque en la democracia, ‘el gobierno del pueblo’, todos no podemos estar en la Casa de Nariño, ni en gobernaciones y alcaldías, ni en las corporaciones públicas”, agregó.
El presidente ejecutivo de Fedegán indicó que “los elegidos con nuestros votos, con honrosas excepciones, ya sea por la presión de la financiación que debe ser pagada, o por la codicia de sus intereses, han perdido la concepción dignificante del quehacer político como servicio público, y ese ‘envilecimiento’ de la política está en la base de la perdida de cultura participativa”.
Y manifestó que no por falta de instrumentos, insisto, sino de cultura de participación y de una clase política consecuente, la democracia colombiana se convirtió en meramente representativa y distante, y está en riesgo de convertirse en tumultuaria, caótica y extorsiva a partir de la violencia, paradójicamente por cuenta del garantismo, que no cuestiona por excesivo, sino por manipulado y mal utilizado. Basta revisar los noticieros para constatar esta realidad.
“El reto es pasar a una democracia más participativa, que no se agote en el sufragio, pero sin que esa mayor participación pretenda suplantar al Estado, porque entonces, ¿para qué elegimos gobernantes y legisladores?”, anotó.
El negociador de paz no considera que se requieran más esquemas de participación. “Creo que debemos recuperar la cultura perdida de ‘co…laborar’, que traduce trabajar juntos para el bien común, una causa en la que los ministerios de Educación y ‘Cultura’ deberían ser uno solo, y la mesa de negociaciones un verdadero piloto de participación para concertar acciones transformadoras en las regiones. Creo que la mayor expresión de ese bienestar común es la paz… de la que seguimos huérfanos”, concluyó.