Colombia pasó del riesgo socialcomunista a ser una empresa criminal transnacional: María Fernanda Cabal en Armenia

La senadora y precandidata presidencial  María Fernanda Cabal denunció el avance del crimen organizado en Colombia y señaló que el país ha pasado de la amenaza del socialcomunismo a convertirse en una “empresa criminal transnacional”. Arremetió contra el Acuerdo de La Habana, al que responsabilizó de debilitar al Estado frente al narcotráfico, y exigió el regreso de los batallones de alta montaña, la erradicación forzosa de cultivos ilícitos y el fortalecimiento jurídico de la Fuerza Pública.

En un encuentro con gremios en la ciudad de Armenia, Quindío, la senadora María Fernanda Cabal reiteró su crítica al gobierno de Gustavo Petro y su visión sobre la seguridad en Colombia. En un discurso cargado de señalamientos contra el proceso de paz con las FARC y las políticas actuales de lucha contra el narcotráfico, Cabal insistió en la necesidad de reforzar la Fuerza Pública y devolverle su capacidad de acción sin restricciones judiciales.

Cabal alertó sobre lo que, según ella, es una nueva fase del deterioro institucional en Colombia. “Nosotros siempre nos atemorizamos de convertirnos en un Estado socialcomunista. Hoy el peligro es convertirnos en un Estado empresa criminal transnacional”, afirmó, estableciendo una diferenciación entre lo que considera amenazas ideológicas y amenazas del crimen organizado.

La senadora se mostró crítica con el Acuerdo de Paz firmado en 2016 con las FARC, al que denominó el “acuerdo de La Habana del bandido Juan Manuel Santos”. Según ella, dicho acuerdo debilitó la autoridad del Estado al imponer limitaciones a la erradicación de cultivos ilícitos. “No podemos defenderlo. Arrodilló al Estado cuando obliga a pedir permiso para erradicar la coca. Eso no es autoridad, eso no es un Estado de derecho”, enfatizó.

Para Cabal, el resultado de estas políticas ha sido la proliferación de grupos criminales. “Hay 800 grupos criminales en distintas regiones de Colombia usando los mismos corredores históricos que cerró el presidente Uribe”, aseguró. Con ello, planteó la necesidad de fortalecer nuevamente la presencia militar en las zonas rurales, en particular con la reactivación de los batallones de alta montaña.

Reforma a la Fuerza Pública y garantías jurídicas

Otro de los ejes de su discurso fue la necesidad de recomponer la Fuerza Pública y otorgarle protección jurídica frente a acciones judiciales que, según ella, buscan deslegitimar su labor. “No puede ser que llegue un ejército a erradicar la coca y llegue un juez promiscuo de Tumaco a decir que no puede”, criticó, en referencia a fallos judiciales que han limitado operativos de erradicación forzosa.

Cabal también denunció la falta de respaldo institucional hacia los miembros de la Fuerza Pública que enfrentan situaciones críticas en zonas de conflicto. “Lo que está pasando hoy en El Plateado es aberrante. Cómo llegan a una asonada donde lo que hay es multicrimen de una sociedad civil instrumentalizada por los carteles del narcotráfico”, señaló.

En ese sentido, insistió en que sin una garantía jurídica para los militares y policías que operan en estas zonas, la lucha contra el crimen se vuelve insostenible. “Si un soldado o policía dispara a un bandido disfrazado de campesino, lo procesan. Esa aproximación es errática y los deja solos”, advirtió.

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Una seguridad segmentada por regiones

Cabal defendió la necesidad de un enfoque diferencial en la seguridad según las particularidades de cada región. “Es distinto intervenir en una población con comunidad indígena, con comunidad negra o en una frontera con Venezuela o Ecuador. Hay que categorizar las regiones y caracterizar el crimen que las afecta”, sostuvo.

Para ello, planteó la necesidad de acompañar la acción de la Fuerza Pública con una presencia más robusta del Estado. “El Estado no es solo soldados y policías. ¿Dónde está la fiscalía capturando a los bandidos? Si están en video”, reclamó. En su opinión, la estrategia de seguridad debe ser una política de Estado permanente, independiente de quién esté en el gobierno.

Críticas a la ONU y la diplomacia internacional

La senadora también aprovechó su intervención para lanzar dardos contra la Organización de Naciones Unidas y lo que calificó como su intervencionismo en Colombia.

“Tenemos 300.000 hectáreas de coca gracias al Nobel de Paz comprado por la complicidad de los vikingos. No me vayan a regañar los vikingos escandinavos que viven ofreciendo paz como Naciones Unidas. ¡Ay, cómo me gustaría ser como Trump y mandarlos para el carajo! ¡Qué rico sacar esa oficina de Naciones Unidas!”, exclamó.