Este 15 de septiembre, Washington anunciará si mantiene o retira la certificación a Colombia, un mecanismo clave para la cooperación bilateral en la lucha contra el narcotráfico.
Colombia enfrenta una jornada decisiva en materia de política antidrogas. Este 15 de septiembre, el Gobierno de Estados Unidos definirá si mantiene la certificación a Colombia como aliado en la lucha contra el narcotráfico o si, por el contrario, aplica la descertificación, una medida que traería restricciones financieras y diplomáticas.
La certificación, vigente desde la Ley de Asistencia Extranjera de 1961 y fortalecida con las reformas antidrogas de los años 80, evalúa cada año el compromiso de los países productores o de tránsito de drogas.
Cuando una nación es descertificada, puede perder hasta el 50% de la ayuda estadounidense, ver bloqueados créditos de organismos internacionales y sufrir la suspensión de la mayoría de los apoyos externos, salvo asistencia humanitaria y programas antinarcóticos.
Según cifras oficiales, en 2024 Colombia incautó 884 toneladas de cocaína y en 2025 decomisó 493 toneladas de hoja de coca. Pese a esos resultados, los cultivos ilícitos permanecen en niveles elevados, lo que mantiene bajo presión al Gobierno Nacional.
“La lucha contra las drogas no es solo un asunto de Colombia sino un problema global que requiere cooperación internacional”, insistió Villavicencio.
La coyuntura diplomática añade incertidumbre. Durante el gobierno de Joe Biden, Colombia mantuvo la certificación, pero la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha tensado la relación bilateral. Las fricciones por los vuelos de migrantes deportados y los recortes de ayuda internacional avivan la posibilidad de un fallo adverso.
Este año el veredicto se anticipa como uno de los más inciertos, con consecuencias directas para la cooperación en seguridad y la estabilidad de la región.