Con la meta de duplicar su cartera al 2031, el banco busca ampliar su impacto en productividad, infraestructura y sostenibilidad; la estrategia combina fortalecimiento patrimonial, mayor participación del sector privado y expansión del financiamiento para infraestructura, productividad y transición sostenible en América Latina y el Caribe, en un contexto de mayores restricciones fiscales y demanda de capital en la región.
“Agradezco profundamente la confianza del Directorio”. Con esa declaración, el economista samario Sergio Díaz-Granados confirmó la hoja de ruta financiera que seguirá CAF —banco de desarrollo de América Latina y el Caribe— tras su reelección como presidente ejecutivo para el periodo 2026–2031. El mensaje resume el enfoque del nuevo ciclo: crecimiento del portafolio, mayor agilidad operativa y un papel más activo en el financiamiento del sector privado.
La decisión del Directorio mantiene la continuidad de una gestión que, en los últimos años, ha ampliado de manera significativa la capacidad financiera de la institución. Bajo la actual administración, CAF ejecutó una capitalización patrimonial por USD 7.000 millones, lo que fortaleció su balance y amplió su margen de maniobra para sostener mayores niveles de crédito en la región.
Ese refuerzo patrimonial se reflejó en un aumento del volumen de operaciones. Las aprobaciones anuales del banco superaron los USD 16.000 millones, consolidando a CAF como una de las principales fuentes de financiamiento multilateral para infraestructura, transformación productiva y proyectos de integración regional, en un contexto de restricciones fiscales para varios países miembros.
Díaz-Granados señaló tras su ratificación en el cargo, que el respaldo del Directorio reconoce “el compromiso de nuestros países accionistas” y anticipó un énfasis operativo en eficiencia y cercanía con los gobiernos y economías de la región. En términos financieros, el objetivo central del nuevo periodo es “duplicar nuestra cartera” hacia 2031, una meta que implica ampliar tanto el volumen de crédito como la diversidad de instrumentos y sectores financiados.
Uno de los componentes clave de esa estrategia será el fortalecimiento del trabajo con el sector privado. CAF ha venido aumentando su participación en financiamiento empresarial, estructuración de proyectos y movilización de capital, con el objetivo de complementar la inversión pública y apoyar la productividad regional.
La expansión institucional también estuvo acompañada por una mejora en el perfil de riesgo. Recientemente, Standard & Poor’s elevó la calificación crediticia de CAF a AA+, la más alta en la historia del banco, lo que mejora sus condiciones de fondeo en los mercados internacionales y reduce el costo financiero de las operaciones para los países miembros.
En paralelo, el banco mantiene una línea de crecimiento asociada al financiamiento sostenible. CAF alcanzó anticipadamente la meta de que el 40% de sus operaciones fueran verdes y anunció un programa de inversiones por USD 40.000 millones en los próximos cinco años para transición energética, movilidad sostenible, economía circular y adaptación al cambio climático.
Actualmente, CAF cuenta con 21 países miembros y una base accionaria ampliada en Centroamérica y el Caribe. La reelección de Díaz-Granados fija un horizonte de estabilidad en la dirección del banco y define un nuevo ciclo enfocado en escala financiera, mayor participación privada y crecimiento económico sostenible en la región.



