Cabal denuncia que Petro ha convertido a Colombia en un “narcoestado”

En una intervención contundente y respaldada por datos irrefutables de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), la senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal lanzó una dura acusación contra el gobierno del presidente Gustavo Petro y su ministro del Interior, Armando Benedetti, como un “narcoestado” que, según sus palabras, “celebran las mafias que se lucran de la coca”.

Una vez más la más fuerte contendiente electoral por el Centro Democrático, María Fernanda Cabal, levantó su voz por los colombianos y en su cuenta de X dijo: “El narcoestado de Petro y Benedetti. Celebran las mafias que se lucran de la coca. Sus decisiones equivocadas solo favorecen al narcotráfico que seguirá financiando a los terroristas bajo su mirada permisiva”, generando una ola de reacciones en el debate nacional.

Los datos le dan la razón a Cabal

Según el Monitoreo de Cultivos de Coca 2023 publicado por la UNODC el informe más riguroso y técnico sobre el tema en Colombia, la superficie sembrada con hoja de coca en los departamentos de Caquetá y Putumayo alcanzó las 56.933 hectáreas en 2023, una cifra que refleja no solo la persistencia del problema, sino su profunda consolidación territorial.

Pero el dato más revelador y que la senadora Cabal pone en el centro del debate es que el 89,5 % de los cultivos de coca están ubicados en los mismos territorios donde han estado durante los últimos 10 años.

Por supuesto, a nivel nacional los datos son abismales, llegando a más de 253 mil hectáreas sembradas con la mata de la discordia. Esto demuestra, según expertos consultados, que no hay una dispersión del fenómeno, sino una concentración cada vez más intensa en zonas controladas por estructuras ilegales: disidencias de las FARC, ELN, Clan del Golfo y otras organizaciones narcoterroristas.

¿Política permisiva o colusión tácita?

La senadora Cabal no habla al aire. Su denuncia apunta a lo que muchos analistas ya llaman “la rendición del Estado frente al narcotráfico”, la suspensión de la aspersión aérea, la desaceleración de la erradicación manual, la falta de presencia institucional en zonas cocaleras y, sobre todo, la insistencia del gobierno en negociar con grupos que viven del narcotráfico sin exigirles como condición previa el abandono total de los cultivos ilícitos.

“Qué Petro no venga con el cuento de su política contra el narcotráfico, porque lo que se evidencia en los monitores es una política pro-naroctráfico donde aumentan las hectáreas de coca sembradas durante su nefasto gobierno”, afirmó Cabal en otro de sus trinos.

Y la ONU lo confirma que Colombia sigue siendo el principal productor mundial de hoja de coca, y el 70 % de los cultivos están en manos de actores ilegales que financian el terrorismo, la corrupción y la violencia contra líderes sociales y fuerzas del orden.

Una voz que no calla frente al silencio cómplice

Mientras voces oficialistas intentan descalificar a la senadora como “alarmista” o “extrema”, los hechos y las cifras internacionales la respaldan. María Fernanda Cabal no solo denuncia, documenta, cita fuentes técnicas y exige rendición de cuentas. En un país donde el narcotráfico ha dejado un millar de muertos en 40 años, callar o justificar es cómplice. Y la senadora, lejos de callar, eleva la voz con coraje y datos.

La intervención de María Fernanda Cabal no es populismo. Es valentía frente a la complacencia. Es la denuncia que Colombia necesita para despertar frente a un gobierno que, con buenas intenciones o no, está permitiendo que el narcotráfico se consolide como poder paralelo.

Mientras el gobierno insista en políticas que no atacan la raíz del problema, mientras las hectáreas de coca sigan creciendo en zonas donde el Estado ha desaparecido, las palabras de la senadora no solo serán válidas, serán proféticas. Cabal no exagera. La ONU lo dice, Colombia lo sufre y el mundo lo ve.