Banco de la República: trabajo no remunerado frena productividad y trayectoria salarial de las mujeres

Aunque la participación laboral femenina creció de manera sostenida, la carga de tareas sin salario sigue siendo mayor entre las mujeres, incluso en hogares con altos ingresos. La pandemia evidenció la vulnerabilidad de estos avances y profundizó las diferencias en cuidado y trabajo doméstico.

Una nueva entrega de la serie Cuadernos de Historia Económica presentó un análisis de largo plazo sobre cómo se distribuyen el trabajo remunerado y no remunerado en Colombia. La investigación se desarrolló con microdatos censales entre 1964 y 2018, complementados con la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo de 2016–2017 y 2020–2021, lo que permitió comparar cambios en cinco generaciones.

Las autoras identificaron un avance sostenido en la inserción laboral femenina. A lo largo del siglo XX, la participación de las mujeres en actividades remuneradas aumentó con fuerza, impulsada por mejoras educativas y una reducción significativa de la fecundidad.

Según el documento, “los resultados muestran un incremento acelerado de la participación de las mujeres en el mercado laboral, especialmente entre quienes alcanzaron mayores niveles educativos, lo que se traduce en una mayor presencia en ocupaciones formales y en un aporte creciente al ingreso familiar”.

En paralelo, los datos reflejan una transformación demográfica. La cohorte nacida entre 1900 y 1935 registró un promedio cercano a seis hijos por mujer y niveles mínimos de educación superior. Entre las Millennials, la fecundidad cayó a menos de dos hijos y casi una cuarta parte accedió a estudios universitarios. Esta transición modificó profundamente la oferta laboral femenina y la composición de los hogares.

Pese a estos avances, las brechas permanecen “entre personas ocupadas, las mujeres continúan destinando más tiempo a labores domésticas y de cuidado, incluso en niveles educativos altos, lo que evidencia una persistencia marcada de diferencias intergeneracionales en la distribución del tiempo”.

Otro hallazgo relevante aparece en los hogares donde la mujer aporta la mayor parte del ingreso. En lugar de disminuir, la carga doméstica femenina puede aumentar. De acuerdo con el análisis, “en hogares donde las mujeres superan a sus parejas en ingresos se observa un incremento en tareas no remuneradas, consistente con la hipótesis de ‘gender deviance’, que describe ajustes internos orientados a mantener expectativas tradicionales sobre los roles dentro del hogar”.

Esta dinámica apunta a la influencia de factores normativos, incluso en parejas con alto nivel educativo o mayor estabilidad económica. El comportamiento durante la pandemia reforzó estas conclusiones, pues, el cierre de escuelas y la reorganización del trabajo en casa incrementaron la demanda de cuidado no remunerado y provocaron la salida temporal de muchas mujeres del empleo formal.

La evidencia recogida en la ENUT 2020–2021 muestra que la ausencia de infraestructura de cuidado trasladó la mayor parte del ajuste a los hogares, ampliando diferencias que venían reduciéndose lentamente. Desde el punto de vista económico, estas brechas tienen efectos directos sobre la productividad, la trayectoria salarial femenina y la acumulación de capital humano, ya que, en economía, la combinación de trabajo remunerado y no remunerado determina la disponibilidad laboral, la continuidad en la carrera y el retorno de la inversión educativa.

Finalmente, analistas que han interactuado con la publicación, aseguran que las conclusiones del estudio se integran a un debate más amplio sobre mercado laboral, políticas de cuidado y participación económica femenina. En el entendido de que la evidencia recogida sugiere que, pese al avance educativo y laboral de las últimas décadas, la reorganización del uso del tiempo continúa rezagada y seguirá siendo un componente clave en la discusión sobre equidad económica en Colombia.