Pese a la leve baja en la inflación, la Junta Directiva optó por conservar una postura cautelosa frente a los riesgos fiscales y la persistencia de presiones inflacionarias. La decisión no fue unánime.
La Junta Directiva del Banco de la República decidió este viernes, por mayoría, mantener inalterada la tasa de interés de política monetaria en 9,25%, en una reunión marcada por posturas divididas frente a los desafíos económicos actuales.
Cuatro de los siete miembros de la Junta votaron por sostener la tasa, mientras que dos propusieron una reducción de 50 puntos básicos (pb) y uno abogó por una baja de 25 pb. Esta diferencia de opiniones refleja las tensiones entre el control de la inflación y el impulso a la reactivación económica.
Durante la sesión, el equipo directivo tomó en cuenta varios factores clave. Entre abril y mayo, la inflación anual bajó marginalmente de 5,2% a 5,1%, y la inflación básica —que excluye alimentos y regulados— descendió de 4,9% a 4,8%.
No obstante, la persistencia de presiones en rubros como alimentos y servicios, así como un repunte en bienes, mantuvieron las expectativas de inflación por encima de la meta del 3%.
Además, el Banco alertó sobre el aumento previsto en el déficit fiscal para 2025 y los años siguientes, lo cual representa un obstáculo para la sostenibilidad de las finanzas públicas y limita la capacidad de relajar la política monetaria.
En contraste, el desempeño económico mostró señales positivas. En el primer trimestre de 2025, la economía creció un 2,7%, superando las proyecciones del propio equipo técnico (2,5%) y el cierre de 2024 (2,6%).
Indicadores recientes sugieren que este ritmo se habría sostenido en el segundo trimestre, lo que lleva al Banco a mantener su pronóstico de crecimiento en 2,7% para este año.
A nivel global, las condiciones financieras siguen siendo restrictivas, en un entorno de elevada incertidumbre geopolítica.
Si bien las tensiones por las políticas arancelarias en Estados Unidos se han moderado, la incertidumbre persiste.
Con esta decisión, el Banco de la República opta por conservar una política monetaria prudente, enfocada en garantizar una convergencia gradual hacia la meta de inflación, sin frenar el repunte de la actividad económica.
Las próximas decisiones, señaló la entidad, dependerán de la evolución de los indicadores económicos y del contexto fiscal nacional.
