El centro de estudios económicos presentó un detallado informe sobre la situación económica que atraviesa Colombia. Se analizan nuevos factores que se han empezado a consolidar en los últimos meses: devaluación del peso, encarecimiento de la deuda y percepciones de mayor riesgo.
Cuando hace poco más de 70 días la nueva administración se posesionó, lo hizo con el anuncio de una agenda de reformas estructurales ambiciosas en los frentes de salud, temas laborales, pensiones y educación. Además, por supuesto, de tener como bandera de campaña una reforma agraria y la intención de volcar la economía hacia una producción limpia y no extractiva.
Lo que no pareció tener tan en cuenta el nuevo gobierno fue que iba a enfrentarse a una situación de déficit fiscal profundo, uno de los más grandes en la historia de Colombia, a una inflación creciente, una moneda devaluada, la cuenta corriente en rojo, altos niveles de endeudamiento y una deuda que se encarece con la pérdida del valor adquisitivo del peso frente al dólar.
“Todas esas situaciones hoy están en el centro de las discusiones del país, pues varios de los anuncios que se han hecho desde la presidencia y las distintas carteras de gobierno, a veces contradictorios, lejos de generar condiciones de confianza están agravando la percepción de incertidumbre de Colombia frente a los mercados internacionales y le añaden dificultades a un panorama económico complejo”, dice Mauricio Santa María, presidente del centro de estudios económicos ANIF.
En este Informe Semanal analizamos la difícil situación económica que atraviesa el país. Algunos de esos nubarrones los hemos identificado con anterioridad en ANIF y los hemos señalado: el panorama fiscal, el exceso de demanda, el déficit externo y las presiones inflacionarias. Pero otros apenas empiezan a consolidarse: la fuerte devaluación del peso, el problema del encarecimiento de la deuda y las percepciones de mayor riesgo que se reflejan en debilitamiento de la cotización de los bonos y activos nacionales, como el caso de Ecopetrol, la empresa más importante del país.
Desde junio esos problemas han tomado fuerza y el futuro de la economía depende en buena medida de cómo se aborden esas nuevas presiones.
“Buena parte de lo que vemos hoy, sobre todo en términos de volatilidad cambiaria, es consecuencia de una crisis global y de la inminente recesión de las principales economías del mundo. En ese sentido, seguramente la situación continuará profundizándose durante los próximos meses”, manifestó el presidente de ANIF.
Pero, también hay que decir que los mensajes encontrados y las comunicaciones ambiguas que ha enviado el Gobierno Nacional en términos de la política energética, el rol del Banco de la República y las decisiones de política monetaria, de control de capitales y de incumplimiento de la regla fiscal han generado cierta incertidumbre en el mercado y aumentado, en alguna medida, la percepción del riesgo.
No hay que olvidar que Colombia depende mucho de los flujos de capital externo y que, en una situación de inestabilidad económica mundial, es importante dar partes de seguridad y certidumbre que permitan la permanencia de capitales en el país.