Uno de los puntos más contundentes tiene que ver con las falencias técnicas que tiene la actual infraestructura para el transporte del combustible hasta los hogares, hecho que sin duda acrecienta las probabilidades de accidentes.
El pasado primero de diciembre, a pesar de los partes de tranquilidad del casi todos los funcionarios del actual gobierno, Colombia tuvo que echar mano de gas importado para poder suplir la demanda interna.
Según TPLGas, empresa que entra al mercado para distribuir el combustible internacional, el déficit de Ecopetrol para cumplir con las obligaciones en todos los renglones de clientes sería de más del 8% para el próximo año y 20% para 2026, situación a todas luces alarmantes.
Orlando Velandia, presidente de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), informó que el país cumple actualmente con la producción para suplir la demanda, sin embargo, deja clara que la media tomada era necesaria de cara a lo que se avecina, igualmente que “el gas se importará a US$18,39 el millón de BTU y el precio del de producción nacional es de US$9,5”.
En medio de la molestia generalizada por otra promesa incumplida del gobierno Petro, un grupo de sus acérrimos defensores empezó a ‘vender’ la idea de que la planta de hidrógeno que construye Ecopetrol y el producto que obtenga, pueden hacer las veces de sustituto del gas natural.
Camilo Prieto, médico y especialista en la materia, explicó a través de un extenso hilo en su cuenta en X varias de las razones por las cuales no es buena idea utilizar el hidrógeno como gas.
“La llama del hidrógeno es casi invisible, cuando quemas hidrógeno, la llama es muy tenue y difícil de ver, especialmente a plena luz del día. Esto aumenta el riesgo de accidentes, ya que una persona podría no darse cuenta de que hay fuego encendido en la cocina o en una fuga”, advierte Prieto.
Otro de los aspectos que destaca el analista, tiene que ver con la infraestructura para el transporte del combustible, ya que, la que actualmente opera en el país no cumpliría con ciertos estándares de calidad para hacer circular el hidrógeno.
“El hidrógeno es átomo más pequeño que existe, lo que le permite escapar fácilmente por juntas, válvulas o microfisuras en las tuberías. Las infraestructuras diseñadas para gas metano no son suficientemente herméticas para el hidrógeno. Esto aumenta el peligro de acumulaciones explosivas en espacios cerrados”, precisa Camilo Prieto.
Finalmente, pone de presente los riesgos de mezclar combustibles altamente inflamables, convirtiendo a millones de hogares en enormes plantas productoras de energía.
“Mezclar hidrógeno con metano (lo que se conoce como “blending”) incrementa el rango de inflamabilidad del gas. Esto hace que las explosiones sean más probables si hay una fuga. Además, muchísimos equipos no están diseñados para manejar esa combinación de gases, lo que podría generar problemas operativos y de seguridad”, puntualizó Camilo Prieto.
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